La Habana, Cuba.- Entre los momentos más interesantes que provocan las interminables polémicas en las distintas peñas del país, siempre encontramos las semanas previas a la formación de la nómina nacional a cualquier certamen beisbolero.

Imaginen entonces, qué ocurre cuando la convocatoria incluye a 43 preseleccionados (25 bateadores y 18 lanzadores), de los cuales serán escogidos 28 para defender los colores de Cuba en el más elevado nivel del deporte de las bolas y los strikes.

Las referencias del primer torneo señalan la presencia de 29 atletas y de ellos repetirán 17, razón por la cual es posible exhibir una importante renovación, sobre todo porque entre los debutantes habrá seis lanzadores e igual cifra bateadores.

Ahora, en la preselección al II Clásico Mundial de Béisbol, quedaron fuera en la línea ofensiva hombres de la talla del espirituano Eriel Sánchez y el tunero Osmani Urrutia, mientras el capítulo de las caras nuevas con posibilidades incluye a dos bateadores de esos llamados fuera de serie, hablo de los granmenses Yoennis Céspedes y Alfredo Despaigne, cuyos números en conjunto ofrecen 31 jonrones y 110 carreras impulsadas en 57 desafíos.

Las opiniones llueven y cada criterio defiende puntos de vista diversos, favorables o no a tal o más cual jugador, aunque casi siempre el renglón de las simpatías contribuye a cargar la mano de quien opina.

Para nadie es un secreto que en nuestro país, todos nos consideramos potenciales directores e incluso juzgamos a priori las posibles alineaciones, en tanto convertidos en oráculos.

Así somos los cubanos y como vociferantes apasionados discutimos hasta la sociedad, en ocasiones por el simple placer de ser escuchados.

Las experiencias del I Clásico pusieron a la vista de los especialistas del mundo, entre otros, dos decisivos elementos relacionados con la pelota cubana:
1.- Nuestra cantera es inagotable.
2.- Los juegos son decididos por los hombres, jamás por los nombres.
Japón solo llevó en la alineación a un pelotero de las Grandes Ligas, el jardinero Ichiro Zuzuki y Cuba ninguno.

Sin embargo, discutieron el gallardete hasta el out 27. Otros conjuntos cuajados de estrellas rentadas debieron conformarse con posiciones secundarias.
Pasado el momento, la calidad de dicho campeonato dejó en claro, a cualquier nivel que los cubanos en lides posteriores, al margen de los resultados, siempre estuvieron involucrados en la discusión final de los títulos.  

Ahora no será distinto y confío plenamente en la capacidad de los técnicos a la hora de seleccionar un colectivo, capaz de darlo todo en el terreno para de nuevo brindarnos infinitas satisfacciones.

Aquí están a la vista los números, ustedes amigos lectores y ellos tienen la palabra…