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Fidel saluda al pueblo de Palma Soriano el 1ro de enero de 1959  
Santiago de Cuba se preparó para apoyar la entrada del Ejército Rebelde
26 de diciembre del 2008 1:50 p.m.

A mediados de noviembre de 1958, la situación era completamente favorable al Ejército Rebelde, puesto que el cuadro general presentaba el dominio de casi todo el territorio rural de la antigua provincia oriental. El tránsito de las tropas enemigas, por carreteras y caminos, tenía que estar convoyado fuertemente. Las comunicaciones telefónicas y telegráficas estaban a expensas del Ejército Rebelde a pesar de su funcionamiento.

A partir del 30 de noviembre de 1958, día de la victoria de la Batalla de Guisa, el Comandante en Jefe dirigió su Columna hacia Charco Redondo y a dos leguas, en La Rinconada, estableció su Puesto de Mando. Dirige la ofensiva que libera los pueblos a ambos lados de la Carretera Central, en el tramo, entre el entronque con la de Guisa y Contramaestre; y luego trasladó la Comandancia, para una casa del batey del Central América.

Ante este panorama, el ataque a la capital oriental a mediados de diciembre era inminente y el M-26-7 en Santiago de Cuba, de acuerdo con orientaciones del mando revolucionario, trazaba tareas considerando dos aspectos fundamentales: el papel de las milicias y el de la propaganda. En estos momentos en la ciudad había unos 7 mil soldados de la tiranía concentrados; y el general Eulogio Cantillo, jefe del regimiento batistiano, desarrollaba una política de menos represión. Los soldados deambulaban por las calles en parejas, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) se limitaba en sus acciones y los carros patrulleros (microondas) iban y venían de dos en dos y en ocasiones eran enfrentados por las milicias en las zonas suburbanas. El trabajo clandestino se aplicaba con más naturalidad, así como el traslado hacia los frentes rebeldes por las vías establecidas.

El 15 de diciembre el compañero Carlos Chaín, desde julio designado por el Mando Rebelde Delegado Coordinador del M-26-7 en la provincia, planteó la misión de viajar al Segundo Frente para en el momento del ataque recibir orientaciones sobre el papel de la Sección de Propaganda, por cuanto aplicaban un procedimiento muy eficaz durante la ofensiva desarrollada en los últimos meses de la guerra que consistió en exhortar al soldado enemigo a virar sus armas y exonerar de culpas a los que no tuvieran deudas con la justicia revolucionaria; respetar haberes y grados militares. Esto producía un gran impacto desmoralizante que inclinaba al soldado a la rendición.

Para ir al encuentro del Capitán José N. Causse, responsabilizado en aquella ocasión con la propaganda y la planta de Radio 8SF, realicé el viaje acompañado de las dificultades propias de la intensa actividad combativa que vivía el Segundo Frente "Frank País".

Más allá de El Arpón, se encontraba el local, donde radicaba la planta ubicada en El Puerto del latifundio de Puyans. Era una mansión donde el terrateniente pasaba sus días de verano. Las orientaciones procedían de la jefatura del Frente para lograr la coordinación de los órganos de la prensa escrita y radial de la ciudad y ponerlos en función de la lucha que se libraría.

La permanencia en este territorio libre rebelde comenzó el 17 de diciembre. El regreso el 23 coincidió con el traslado de la 8SF a la de Trinidad, a un kilómetro de Songo, y al amanecer del 24 partiría en un yipi gestionado por el Capitán Inspector Manuel Piñeiro Losada (Barba Roja). Una anécdota estoy obligado a mencionar por el gesto humano que representa. Después del largo y accidentado viaje, Piñeiro advirtió que debía estar temprano en pie para viajar de regreso a Santiago de Cuba y en un pequeño cuarto señaló una colombina, donde debía dormir para descansar y cuál fue el asombro al despertar en la madrugada y ver a Piñeiro acurrucado en el suelo tapándose con una sábana del frío imperante. Aquello me apenó sobremanera y lo desperté planteándole que debía tomar su lugar, a lo cual respondió en el tono característico, alegre y de buen humor: "Descanse, combatiente, que pronto tendrá que hacer otro largo viaje".

El 24 comenzó el regreso hacia Santiago de Cuba, desde la casa que fuera de Mañico Rey, Alcalde de Songo, situada en las afueras, era el lugar donde radicaron por pocos días los departamentos y secciones de la Comandancia Central. En el yipi también viajaban otras dos personas y en un tramo del trayecto en sentido contrario del camino apareció otro, donde viajaban el Comandante Raúl Castro y Vilma Espín. A una señal del Jefe del Segundo Frente, nuestro chofer detuvo el vehículo y comenzó a conversar con ambas personas y Vilma hizo un aparte y comentaba que estuviera atento sobre las transmisiones de una planta, desde donde Hubert Matos emitía mensajes especialmente para Santiago de Cuba, lo cual dio lugar a cierta suspicacia, porque se conocía de una carta circulada entre los maestros, dando a conocer su presencia en una de las trincheras del Ejército Rebelde que rodeaban la ciudad. Durante el trayecto y por los comentarios que hacían los dos compañeros, comprendí que eran pilotos y me hice la idea que alguna misión tendrían en las próximas acciones.

Entre el 25 y el 31 de diciembre los cuarteles caían unos detrás de los otros; toda la mitad de la Isla ardía en guerra contra la tiranía batistiana y al paso de la Columna del Comandante Fidel Castro solamente resistía la guarnición de Maffo, que rindió armas el 30. La ciudad de Palma Soriano cayó el 28 y prácticamente la de Santa Clara el 31.

El 28 de diciembre Fidel recibió en el Central Oriente al General Eulogio Cantillo en gestión parlamentaria, obedeciendo a un movimiento de militares honestos contra Batista, pero Cantillo traicionó lo acordado. El Comandante en Jefe le recomendó que no fuera a La Habana y el general batistiano insiste en ir y se compromete a tres cosas: no ponerse en contacto con la embajada norteamericana, no permitir un golpe de Estado e impedir que el tirano Batista huya. Hizo las tres cosas que se había comprometido a no hacer”

El 1ro. de Enero de 1959, en la madrugada, se produjo la huida del tirano y de los más connotados criminales. El Comandante en Jefe se dispuso a marchar desde el Central América, hacia Palma Soriano.

En Santiago de Cuba, a las 10 horas de la mañana, la dirección del M-26-7 se concentró en la casa de la familia Ruiz Bravo, situada en la calle de Santo Tomás esquina a Trinidad, donde se tomaron decisiones inmediatas ante la posibilidad del desbordamiento esperado en virtud de siete años de atropellos y asesinatos, y también para prever desmanes por elementos aprovechados y en un documento redactado y firmado por los compañeros Luis Gálvez y Fulvio Almenares (fallecido) se orientó que cada familia se recogiera en sus casas y se prohibió la venta de bebidas, con la recomendación de cerrar los establecimientos donde la expendían; guardar ecuanimidad y esperar las palabras del Jefe de la Revolución.

Raúl ultima con el coronel rego Rubido la rendición incondicional de la fortaleza del Moncada.

Esta nota, en nombre del M-26-7, se hizo llegar a la CMKC, el comunicado salió a las 12:00 horas. Otros acuerdos fueron tomados en el sentido de ir al encuentro de Fidel Castro o de Carlos Chain, que desde el 15 de diciembre formaba parte de las fuerzas del Ejército Rebelde, así como, Reinaldo Irsula (Rey), que ocupaba la jefatura de Acción y Sabotajes del M-26-7 de Santiago de Cuba.

Poco después, Fidel Castro habló por Radio Rebelde desde Palma Soriano alertando en su alocución sobre la patraña que se maquinaba en la Capital detrás del golpe de estado. Convocó a la Huelga General Revolucionaria y dio instrucciones a los mandos rebeldes, y, para Santiago de Cuba mantenerla paralizada, para facilitar las operaciones militares al combatir por la Ciudad. Las palabras de Fidel dieron lugar a que los miembros de la dirección del M-26-7, esta vez contando con la presencia de una comisión de la Sección Obrera, volvieran al intercambio de impresiones. Los puntos tomados en consideración, en lo fundamental, para paralizar la ciudad y en función de la huelga tomar los talleres de los periódicos. El compañero Noel Pérez, con similar sentido, desde la CMKC, en comunicación directa con Radio Rebelde, también coordinaba con locutores y demás trabajadores de emisoras radiales de la ciudad.

Por su parte el Jefe de la Sección de Propaganda planteó la necesidad de cumplir la misión de tomar los periódicos y a las 4 de la tarde se decidió lo acordado y con varios miembros del grupo se hizo un recorrido. El Periódico Libertad de Rolando Masferrer había sido destruido. En Prensa Universal los propietarios estaban ausentes, pero los trabajadores tomaron el taller y esperaban orientaciones. En el Diario de Cuba los trabajadores habían paralizado y ocupado el taller, pero los dueños se disponían a sacar el periódico. El planteamiento argumentado para la ocupación por el M-26-7 fue aceptado, pero resistidos a abandonar las oficinas de la dirección y la administración, y cedieron ante las posibilidades existentes del enfrentamiento militar y que el Centro de la Propaganda radicaría en esa sede de la calle Corona, entre Enramadas y Aguilera.

Serían las 17:00 horas cuando entramos en el Diario de Cuba cumpliendo la misión recibida. En esta operación participaron Alcibíades Poveda, Julio Quiala, Oscar Páez y las compañeras Nilecta Castellanos, Nelsa González (fallecida), Lourdes Solé. Más tarde se incorporaría Wilfredo Alonso (fallecido) y el resto del grupo de la propaganda.

Mientras, pasadas las 15:00 horas en el Alto de Villalón, lugar de las inmediaciones de El Caney, Fidel Castro (quien personalmente dirigiría el ataque a Santiago de Cuba) estaba acompañado del Estado Mayor que intervendría en la acción: los Comandantes Juan Almeida, René de los Santos, Hubert Matos (traidor), el Comandante Raúl Castro y la compañera Vilma Espín. Allí llegó el Coronel Rego Rubido, que había sustituido al General Cantillo como Jefe del Regimiento cuando este se ausentó para consumar su papel en el plan, más bien dirigido por el Pentágono, visto el hecho a la luz del tiempo transcurrido.

Rego Rubido fue al encuentro motivado por el planteamiento del Jefe revolucionario, que sustentaba la entrada pacífica del Ejército Rebelde a Santiago de Cuba o por el contrario llevar a cabo el ataque. El acuerdo quedó concretado con parlamentar la entrega de la fortaleza militar previa conversación en El Escandel con la oficialidad del Regimiento, para lo cual se trasladó al Cuartel Moncada el Comandante Raúl Castro acompañado del Coronel Rego Rubido.

A las 18:00 horas llegaron y el Comandante Raúl Castro habló a la oficialidad sobre la importancia de la reunión que sostendrían con Fidel y lo inútil de ofrecer resistencia en tales circunstancias, a lo cual accedieron. Raúl antes de abandonar el Moncada destruyó los retratos de Batista y Rego Rubido, a instancias de Raúl, el de Tabernilla, que se encontraban en la oficina de la Jefatura del Regimiento. En el Polígono, el Jefe del Segundo Frente volvió a hablar ante la tropa y ellos respaldaron lo expuesto en la explicación sobre el desenvolvimiento de los acontecimientos y la actitud asumida por los oficiales.

A las 20:00 horas en El Escandel, el Comandante en Jefe habló sobre la traición del General Cantillo y las gestiones posteriores exhortándoles a no continuar derramando sangre inútilmente. Ellos aceptaron y se puntualizó la entrada del Ejército Rebelde a Santiago de Cuba.

Todavía la impresión reinante era que el Ejército Rebelde entraría en la Ciudad, pero no sabíamos de las conversaciones y cabía la posibilidad de que el Ejército Batistiano se atrincherara en el Moncada y pudiera desencadenarse la lucha por la toma del bastión enemigo, donde los criminales presionarían para evitar la rendición.

Las condiciones imperantes eran propicias para ejecutar el propósito de poner al servicio de la Revolución los órganos de prensa radial y escrita de aquellos que habían colaborado con la tiranía. No obstante las calles vacías de esbirros, algunos carros patrulleros con soldados y policías, deambulaban despacio y conservadoramente, porque también los barbudos ya se encontraban con el pueblo por las zonas de Martí, San Pedrito y en los balcones colgaban banderas cubanas y rojinegras.

En el "Diario de Cuba" preparamos condiciones para tirar una edición especial de SIERRA MAESTRA, denominación con la cual publicábamos el boletín clandestino en formato de pequeño tabloide que circulaba, desde octubre de 1958, pero que tuvo su apertura en diciembre de 1956 bajo el nombre de Boletín del 26 de Julio.

A las 22:00 horas entró el Ejército Rebelde en Santiago de Cuba y Fidel llegó a la CMKC a las 23 y 30 con la comitiva que le acompañaba, incluido Manuel Urrutia, quien sería nombrado Presidente de la República. Alrededor de esa hora llegó Carlos Franqui (traidor) al periódico imponiendo autoridad alegando condición de Responsable Nacional de la Propaganda, que fue muy discutida, porque la misión obedecía a orientaciones del Mando Rebelde y acompañado de otros compañeros, que fortalecían sus argumentos llevó a cabo el cambio del emplane montado por el de Revolución, nombre con el cual fue editado en Santiago de Cuba hasta el 15 de enero de 1959.

Posteriormente, Fidel se retiró de la CMKC, después de convocar a través de esos micrófonos al acto previsto y entre la multitud que le vitoreaba arribó al parque Céspedes, para desde el balcón del Ayuntamiento, dirigirle la palabra al pueblo allí concentrado, que se mantuvo a pie firme. Cuando terminó, los claros del alba habían quebrado la oscuridad de la noche y surgía de la penumbra un nuevo amanecer histórico. (Miguel Deulofeu Ramos, combatiente clandestino, Granma)

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