Faro Roncali, monumento a la vigía eterna
13 de Mayo de 2009, 12:07 p.m.

Pinar del Río, Cuba.- El faro Roncali, ubicado en el Cabo de San Antonio, extremo más occidental de la Isla de Cuba, se erige como un mudo testigo de naufragios y del andar por las aguas del Caribe de corsarios y piratas.

La majestuosa edificación es guía insomne de los buques que navegan en las aguas cubanas y sus destellos de luz nocturna favorecen que los navíos transiten sin peligro, gracias al alcance  de su  rayo luminoso que puede apreciarse a unos 30   kilómetros de distancia.

Este “vigilante” no sólo marcar el paso a los viajeros que se trasladan por la zona, sino que es fiel guardián de las riquezas que atesora la región donde se pueden apreciar todo tipo de ambientes naturales que van desde dientes de perros, farallones,  especies endémicas de la flora y la fauna cubanas como el ébano carbonero y el majá de Santa María el mayor reptil de ese tipo que se conoce en todo el país.

Su historia centenaria (fue construido el 15 de septiembre de 1850) se gestó cuando en 1843 la Junta de Fomento inició el expediente para la construcción de la farola, pero no fue hasta cinco años después que el capital general Federico Roncali acogió la idea.

Fue así que en enero de 1849 llegaron al Cabo de San Antonio constructores especializados, equipamiento y recursos para acometer la gran obra no solo por su estructura sino por la difícil topografía del lugar.

La construcción contó con la fuerza de múltiples esclavos que fueron contratados a sus dueños, teniendo en cuenta el grado de experiencia, pero al sitio acudieron también, según estudiosos del tema, unos culíes chinos castigados por su rebeldía.

El Faro imprime un aire de autenticidad a la Península de Guanahacabibes, y  su imponente construcción ha silenciado a todos los  huracanes que han afectado el extremo occidental de esta nación caribeña.

Este amigo del infinito, rumbo de encuentros entre tierra y mar es en un gigante que se levanta prácticamente a las puertas de la península de Yucatán y marca el punto más occidental de la Isla,  lugar considerado como el último refugio de los    aborígenes en la época de la colonización española.

Los 22,5  metros de su torre cónica hacen posible divisar paisajes de extraordinaria belleza, solo existentes en la Península de Guanahacabibes, una de las reservas de la biosfera en  Cuba donde habitan 16 especies de anfibios, 35 de reptiles, 171 de aves, 18 de mamíferos y 86 de mariposas diurnas.

Roncali es uno de los 17 faros que en la Isla mantienen vigilancia permanente y está considerado como de primera categoría, pues anualmente con su clarinada guía a miles de embarcaciones de numerosas partes del mundo que recorren las aguas caribeñas y del Golfo de México.