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Nueva secundaria interna en Moa, Holguín.  
Aroldo Garcia  
Aroldo García
Corresponsal de Radio Rebelde
web@radiorebelde.icrt.cu

En Moa, un buen aterrizaje
2 de Enero del 2010 , 10:17 a.m
 
Holguín, Cuba.- Una estancia de seis horas exactas en Moa bastaron para comprobar, las mil y unas motivaciones de su laborioso pueblo, para festejar y brindar, rebozado de alegrías y convicciones, el arribo al aniversario 51 del triunfo de la Revolución Cubana.

7.30 a.m. Hay una densa niebla en Holguín y una temperatura ambiente muy fresca. A esta hora, con rigurosa disciplina, el pequeño grupo de convocados ya se encuentra en uno de los salones de espera del aeropuerto Internacional Frank País. Entre bromas y saludos mañaneros de fin de año transcurre la breve estancia, aprovechada por el siempre afable Director General de la instalación, Carlos Pérez, para brindarnos una humeante taza de café.

8.00 a.m. El pequeño avión de diez plazas está listo. Su tripulación nos da la bienvenida a bordo. Ahí están en sus puestos, el capitán Elvis Ávila, el copiloto Roberto Moreno, el escolta Luís Cabrales, y el técnico de la nave, multioficio más bien, Feliberto Blez Rodríguez. El despegue 1032 del AN- 2 está al producirse.

Los cincuenta y cinco minutos siguientes apenas alcanzan para fugaces conversaciones, y más de una broma acerca del itinerario, aire por delante.

  Nuevas casas en Moa

A las nueve de la mañana, luego de un breve encuentro de saludo en las propias instalaciones del aeropuerto ¨Capitán Orestes Acosta¨ con las autoridades locales, ya recorríamos la vieja carretera hacia Baracoa, pero solo por unos pocos kilómetros. A la altura del rio Cayo Guán, al cual, por cierto, le endilgan los moenses, propiedades varias, hasta paradisíacas, y torciendo a la derecha para tomar un camino de tierra, encontramos a los trabajadores de la filial moense de la empresa Constructora del Poder Popular. Allí, en lo que fueron instalaciones para el beneficio del cromo, inutilizadas desde hace años, se acopió todo lo servible, y se erigió un molino de áridos, listo a entregar noventa y seis metros cúbicos de arena diarios, dieciséis más de los que se recibían en el municipio mensualmente, más ciento veintiocho de grava, también diarios. Serán, en suma, más de doscientos veinte metros cúbicos diarios de materiales para las construcciones locales. Tres veces mayor cifra en un día de la que hasta ahora reciben en un mes desde otros sitios de la provincia. Una inversión financiera de cincuenta mil pesos, que se podrá amortizar en solo un mes de producción.

Las alternativas y soluciones aplicadas llenarían varias páginas, pero baste con una, el molino de conos, una pieza que recorrió varias provincias desde un día lejano que salió de la propia Moa, porque ¨no hacía falta¨. Su rescate en Guantánamo resultó decisivo.

La materia prima para el nuevo molino está asegurada hasta en las conocidas serpentinas, suerte de desecho rocoso del proceso niquelifero.

Lo cierto es que cuando el primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Holguín, Jorge Cuevas Ramos, pronunció solamente la palabra.....Daleeeee...., como sinónimo de cinta recién cortada, el nuevo molino de áridos de Moa echó a andar, y para bien de muchos.
Muy pocos minutos transcurrieron.

Bien cerca, aún en Punta Gorda, los niños y niñas del lugar también tendrían un regalo muy especial de la Revolución, y allí estaban desde temprano para recibirlo. En los espaciosos y fuertes edificios de lo que fue un complejo de investigaciones y laboratorios, subutilizados hasta hace poco, y ahora remozados integralmente, quedó inaugurada la nueva sede para la única Escuela Secundaria Básica interna de Moa. Las caras felices de los padres, de los niños, de los profesores, de los trabajadores que lo hicieron posible, rodearon el momento justo en que Vivian Rodríguez, Presidenta del Poder Popular en la Provincia de Holguín, inauguraba la nueva escuela.

10.30 a.m. A esta hora ya resulta difícil transitar por la amplísima avenida Mariana Grajales de la ciudad de tierra roja, Moa. Treinta, cuarenta, cincuenta mil personas, copan la vía alrededor de kioscos, fijos o improvisados, vendedores ambulantes, hornos en plena calle. El trascendental jolgorio llega a su climax en la plaza mayor de la localidad, que los moenses llaman el Teatro del Pueblo. Cerdos completos o en bandas, perniles, pavos y cerdos vivos, viandas, carbón vegetal, dulces, y frutas, muchas frutas, tantas que ya se le augura a este municipio convertirse en capital provincial de las frutas.

A no dudarlo, lo visto en esta Feria Moense dejará huellas por mucho tiempo..Y lo mejor, dicho con dorados caracteres, fueron locales todos sus ofrecimientos, en cantidades históricas y de alta calidad desde que comenzó, nada menos que a las cinco de la madrugada.

De Moa no podíamos marcharnos sin visitar el viejo, pero ahora nuevamente de estreno, ¨Puente de Silvano¨.

Es en el barrio del pescado, la tierra noble que perteneció a un moense inolvidable, tanto, que para siempre queda ese apelativo popular. El viejo puente, sobre un arroyito que parece inofensivo, pero que ruge a cada rato, cada vez que llueve fuerte en Moa, terminó por desplomarse, y allí quedó.

Puente Silvano, de Moa  

Pero se unieron fuerzas y recursos mínimos...del gobierno local, de las empresas del níquel, de la propia gente que vive por allí. Ahora, nuevo completamente, y hasta con recias y seguras barandas metálicas de contención, el Puente de Silvano, vuelve a ser lo que siempre fue, y hasta mejor que antes.

Cercano el mediodía, un momento para pasar por el emblemático ¨espigón¨ de Moa. Bañado por las aguas del atlántico, resistió mientras pudo los embates del huracán Ike.
 
Por obra y gracias de los esfuerzos propios de sus trabajadores y la ayuda de otros organismos locales, tanto la vía de acceso, como el ranchón restaurante, el bar, y hasta la alegoría de una ¨boca de tiburón¨, que sirve de especial mirador marino, están ahora relucientes y bellos. Una  belleza que se afianza con el prestigio de sus trabajadores, porque de nada valen medios, equipos, modernizaciones o restauraciones, si quienes tienen la responsabilidad de utilizarlos para dar servicios las olvidan.

Por suerte en Moa, hoy se percibe un rescate, de ese tan necesario sentimiento de pertenencia que es decisivo en todo. Y no solamente están en los ejemplos descriptos. Hay muchos más, y para bien.

12.00 m Estamos en el Reparto Armando Mestre.

Se acercaba el feliz momento de ver a once familias muy humildes que antes mal residían en la zona rural de la veguita, recibir las llaves de sus casas nuevas, construidas en un polo que pronto tendrá sesenta y ocho viviendas como las señaladas.

Allí, en el propio reparto,  encontramos más obras para el asombro y la emoción noble. Totalmente restauradas una cafetería, una farmacia, una escuela primaria, un agromercado, techos para las viviendas dañadas, alumbrado público nuevo, y hasta la caseta de la cervecera,  reconstruida desde los cimientos, todo en un reparto donde residen más de diez mil moenses.

En la cancha de baloncesto recién reconstruida admiramos, junto a decenas de vecinos,  las habilidades físicas de un grupo de atletas bailarinas, niñas y adolescentes, hijas de trabajadores, formadas en el área deportiva local.

1:00 p.m. Una breve llamada telefónica hace multiplicar enseguida la trascendencia de su contenido. La legendaria planta procesadora de mineral laterítico Comandante Pedro Soto Alba, acaba de completar su plan del año ascendente a treinta y siete mil noventa y cinco toneladas de níquel. Es la fábrica que, recién terminada, los yanquis dejaron paralizada en 1959 y se llevaron hasta los planos de sus sistemas. Es la fábrica que echaron a andar el ingeniero Demetrio Presilla y un reducido grupo de colaboradores cuando el Che Guevara se los solicitó. Es la fábrica que el día triste de la despedida del Comandante Pedro Soto Alba, Raúl le jurara...¨algún día, Pedrín, esa fábrica, en Cuba libre, llevará tu nombre¨.

1.30 p.m. La directora de salud en el municipio, Doctora Marta Maldonado, nos recibe en uno de los consultorios restaurados. Con ella, y con los demás médicos, enfermeras y trabajadores que le acompañan estaríamos conversando todo el tiempo de que dispusieran. Sus informaciones son elocuentes. Mil ochenta nacimientos en Moa durante el año que finaliza. El índice de mortalidad infantil es de solo 2,8. En cero están los fallecimientos maternos. En cero total permanecen los registros en la zona montañosa del municipio.

Vale un reconocimiento muy especial para los dos mil quinientos cincuenta y ocho moenses integrantes del ejemplar ejército de las batas blancas.

2.55 p.m.  Ya nos despiden en el aeropuerto de Moa. En el último minuto se cumple una tradición local. Cuando se despide a los visitantes en Moa, se hace con flores autóctonas y frutas frescas de la región. Y esta vez no fue distinto.

Seis horas bastaron para un día de trabajo y experiencias inolvidables. Nobles y humildes como el pueblo que sustenta a uno de los más importantes municipios de Cuba. Moa, tierra roja de la provincia de Holguín. Del níquel, y de mucho más.

4: 00 p.m. Para quienes auguraron, creo que en broma, que el regreso, en la tarde, sería seguramente de tempestades, y saltos entre nubes, se equivocaron. Tan plácida como la ida ha sido el regreso.

Ahora, el experimentado capitán de la nave, el piloto Elvis Ávila, quiso hacernos un regalo especial. La nave a baja altura nos daba la posibilidad de casi tocar lugares entrañables de nuestra querida patria chica: Sagua de Tánamo, Cayo Mambí, Nicaro, Mayarí, Saetía, la Bahía de Nipe, Antilla, Dos Bahías, Báguanos, el Manguito, Limoncito, Cacocúm.

Tal si fuéramos los pasajeros de un enorme trasatlántico aéreo, en la pequeña barriguita del AN- 2 se escuchan aplausos al tocar la pista del Frank País. La experiencia de la tripulación, una vez más se impone. Tanto como en Moa demuestran que aunque haya tempestades y mal tiempo en la ruta, siempre será posible un buen aterrizaje.

   
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