“Quien tiene mucho adentro, necesita poco por fuera”
Miralys Sánchez Pupo
Colaboradora de Radio Rebelde
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7 de Septiembre de 2009, 4:35 p.m.
La Habana, Cuba.- Con tales palabras el Maestro José Martí, Héroe Nacional de Cuba, escribió una de sus tantas comunicaciones con la niña María Mantilla.
En ellas estuvo como protagonista la idea donde siempre prevaleció un alto valor ético para el futuro de su vida. No son simples palabras, sino argumentos muy sólidos, que sugieren la necesidad de leerlas una y otra vez más para comprenderlas. Sólo así ellas podrían ser integradas en el perfil de la personalidad humana para su mayor felicidad dentro de las responsabilidades que le correspondan dentro de su ámbito social.
La misiva fue escrita en Cabo Haitiano el 9 de abril de 1895, cuando estaba en el punto más alto la entrega de José Martí por la unidad de los cubanos ante la Guerra Necesaria y de sus deberes con el futuro de una patria independiente.
Estaba ante las puertas de su sagrado deber ante Cuba para incorporarse a la lucha junto a las fuerzas de los insurrectos desde Guantánamo junto a Máximo Gómez. Cumpliría de esa forma su ideal de ser ante todo útil y morir si fuera necesario en el último horcón de los montes cubanos por alcanzar las altas metas que colocó ante su vida.
Las lecciones éticas dejadas para la posteridad por José Martí son antológicas. Además de su ejemplo personal pululan en todos sus escritos y géneros periodísticos. Pero también aparecen como un fulgor en las nada menos importantes cartas que envió a sus conocidos a lo largo de toda la vida. Entre ellas estaba su puente comunicativo con la niña María Mantilla.
Al continuar la primera idea expuesta aquí y sin que pueda ser considerado un acertijo el Maestro agregó en las afirmaciones de sus líneas:
“Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza echa luz. Procurará mostrarse alegre, y agradable a los ojos, porque es un deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y la cuida en los demás y en sí.”
La utilización por Martí de imágenes ilustrativas, con las cuáles subrayar la idea de la real belleza, que puede acompañar a cualquier ser humano, fue capaz de utilizar muchas sugerencias desde la vida cotidiana para hacer más compasible la urdimbre de sus argumentos. Por eso en aquella oportunidad de sus conversaciones con María le aseguró como despedida:
“Pero no pondrá en un jarrón de China un jazmín: pondrá el jazmín. Solo y ligero, en un cristal de agua clara.
Esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor…Trabaja. Un beso. Y espérame. Tu Martí.” La ternura y profundidad martianas por la profundidad de su ética, se mostraron de esa forma a través de la palabra, aquellos consejos fueron como el cabalgar de lo más puro que debe contar cada ser humano para ser fiel a su estirpe. |
