El amor en José Martí
Teresa Valenzuela
Colaboradora de Radio Rebelde
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25 de Enero del 2010 , 10:55 a.m
La Habana, Cuba.- El eje central que sostiene el ideario martiano es el amor. En ese sentido existieron aspectos esenciales que guiaron su vida, evidencias que lo demuestran y hechos irrefutables.
Uno de los grandes amores en la vida del Apóstol de la Independencia de Cuba fue su madre. La primera carta que de él se conoce es una que escribió a los nueve años de edad a Doña Leonor Pérez; en una de sus partes le dice que la quiere con delirio. Una de las últimas misivas, cuando preparaba su viaje a Cuba del cual pensaba no regresar es también a su madre.
“Martí lamentó siempre que su vida dedicada a servir a Cuba no le permitiera cumplir sus obligaciones de hijo amoroso con sus padres, lo cual le producía hondo dolor manifestado a veces en sus cartas y otras, en extensos silencios, en los que no escribía a su madre para no amargarla con sus penas”- según afirma una publicación consultada.
El más universal de los cubanos también veneraba a su padre Mariano Martí y muestra de ello lo da la carta a su hermana Amelia donde le dice: “Tú no sabes Amelia mía, toda la veneración y respeto ternísimo que me merece nuestro padre. Allí donde lo ves lleno de vejeces y caprichos, es un hombre de una virtud extraordinaria. Ahora que vivo, se todo el valor de su energía y todos los raros excelsos méritos de su naturaleza pura y franca.
Piensa en lo que te digo. No se paren en detalles, hechos para ojos pequeños. Ese anciano es una magnífica figura. Endúlcenle la vida. Sonrían de sus vejeces. El nunca ha sido viejo para amar”.
El gran cariño y preocupación por María Mantilla la niña que él educó personalmente se manifiesta en una tierna misiva que le escribe el 30 de enero de 1895, después de dar la orden de alzamiento y salir de Nueva York para reunirse con Máximo Gómez en Santo Domingo, y de ahí partir juntos hacia Cuba donde muy pronto comenzaría la guerra de independencia. En una de sus partes dice: “quiere y sirve mi María, así te querrán y te querré. Tu carita de angustia está todavía delante de mí, y el dolor de tu último beso. Los dos seremos buenos, yo para merecer que me vuelvas a abrazar, y tú para que yo te vea siempre tan linda como te vi entonces”.
Martí quiso profundamente a su patria, por la que se reveló contra el colonialismo español que la oprimía siendo apenas un adolescente; cumplió un cruel presidio, y también fue condenado al exilio lejos de su familia y la tierra que lo vio nacer.
Concibió que: “Patria es Humanidad. Es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca y en que nos tocó nacer. Todo hombre está obligado a honrarla, con su conducta privada, tanto como la pública. La Patria es dicha, dolor y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie” -un concepto lleno de amor y desinterés, que guió la existencia del Héroe de Dos Ríos, lugar donde cayera heroicamente combatiendo por la independencia de su pueblo el 19 de mayo de 1895. |