? Odalys Creme, un ejemplo de humanismo en tiempos difíciles

Seis de la mañana y comienza la batalla en la céntrica esquina de Toyo. Cientos de personas se aglomeran en la parada de ómnibus y aguardan con tensión un trasporte endemoniado que les permita llegar en hora a su centro laboral.

Los tiempos de espera e incertidumbre se acortan y la esperanza llega a la gente cuando Odalys Creme Pentón, inspectora de ayuda al pasajero, comienza a  trabajar y detiene cuanto vehículo estatal pasa por Calzada de 10 de Octubre.  

“La mejor inspectora de trasporte de las dos aceras se llama Odalys. No hay carro que se le vaya, ni moto, ni bicicleta, ella lo para todo. Cuando ella no está la parada se pone imposible. Hay personas que le paran sin que ella les haga seña”, así lo aseguró una vecina del barrio.           

Tiene carisma y es amable con el pueblo, aunque como dice ella “para trabajar aquí hay que ser fuerte”. Conoce choferes de ómnibus urbanos muy buenos, pero a otros los tilda de irrespetuosos. Con los estatales ocurre algo similar, hay quienes a diario de manera espontánea se brindan para ayudar a las personas y  a otros a los que hay que tomarle la chapa. 

A su juicio la parada de Toyo es la más compleja de 10 de Octubre. Los ómnibus vienen muy llenos y paran en la esquina y al llegar aquí ya no hay espacio para montar a nadie. También dijo que esta parada sirve como punto de intercepción para cambios de ruta.

Ayudar a quienes más lo necesitan es para ella una prioridad. La anciana que va al turno médico, la embarazada, el impedido físico, la madre con tres hijos pequeños, todos ven en Odalys una mano a amiga, en medio de las dificultades y así se ha ganado el respeto de la gente. 

“Es una persona muy humana y siempre está pendiente de que la cola esté organizada y evita que las personas ajenas a esta se cuelen, cuestiona el itinerario de los choferes y pide con autoridad la hoja de ruta”, dijo una joven trabajadora. 

Creme Pentón se siente  satisfecha con la labor realizada y feliz con las muestras de gratitud recibidas a diario por los pasajeros. Pide el apoyo de los Organismos de la Administración Central del Estado y que estos tomen medidas urgentes con aquellos choferes que a diario infringen la Ley.

A manera de anécdota se refirió al incidente con un  chofer de ómnibus que a diario recogía pasaje, entre ellos una mujer embarazada con dos niñas. A partir de un día, en el que se le pidió trasportar diez personas, el chofer nunca más ha parado, sin importar cuántas personas deja aguardando en la parada.

Son tiempos difíciles, habrá que multiplicar su ejemplo en cada parada de ómnibus y que el compañerismo y las ganas de ayudar saquen a flote lo mejor del ser humano.

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