Este 12 de octubre, el Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) celebra seis décadas de una labor que trasciende la ciencia para convertirse en un pilar de la seguridad nacional.
Desde su histórica sede, en la loma de Casablanca, esta institución ha sido decisiva para el desarrollo socioeconómico del país, protegiendo a su pueblo a través de alertas hidro-meteorológicas oportunas, confiables y verídicas.
Su trabajo, seguido de cerca desde sus inicios por el Comandante en Jefe Fidel Castro, ha evitado la pérdida de vidas humanas y mitigado daños materiales ante el embate de desastres naturales, erigiéndose como un escudo científico para la nación.
La importancia del INSMET se sustenta en sus capacidades únicas en la región. Con una red de 68 estaciones y ocho radares totalmente automatizados por ingenio cubano, el Instituto no solo elabora los pronósticos diarios, sino que ha logrado la soberanía en el conocimiento del océano y la atmósfera del Caribe.
Su pionero proyecto de pronóstico estacional, que anticipa el comportamiento del clima con seis meses de antelación, es una herramienta vital para la planificación agrícola y económica, posicionando a Cuba junto a México como los únicos países del área con esta capacidad.
Este hito no habría sido posible sin la dedicación de su colectivo de trabajadores, quienes, frente a desafíos como el bloqueo estadounidense que limita el acceso a tecnologías y piezas, han garantizado la operatividad del sistema.
Su misión se cumple a través de dos esferas fundamentales: la investigación, con centros dedicados al clima, la agrometeorología y la física de la atmósfera, y los servicios operativos, que brindan pronósticos especializados para la aviación, la marina y la agricultura, entre otros sectores.
Al cumplir 60 años, el INSMET no solo puede enorgullecerse de su contribución al desarrollo sostenible de Cuba, sino que reafirma su más alta misión: proteger la vida de los ciudadanos y los bienes de la nación.