Es 13 de agosto y Cuba recuerda aquella madrugada de 1926, en Birán, cuando la Patria parió a un Gigante. Es que Fidel Castro no solo fue el líder de una Revolución que aprendió a resistir cualquier adversidad; sino que también fue maestro de su pueblo, y al mismo tiempo, su discípulo más extraordinario.
Fue el guerrillero, el más brillante estadista, el intelectual, el padre, el amigo, el hermano inseparable del «más chiquito», ese otro cubano inmenso que nos sigue repitiendo, con el amor y la lealtad invariables, que «Fidel es insustituible».
Escuche la crónica radial:
Del Comandante en Jefe aprendimos a desafiar amenazas, peligros y trampas, con su «chaleco moral», a pecho descubierto. Y partió -invicto- noventa años después de aquella madrugada de agosto en Birán; dejándonos un país que sigue de pie, evocando su dignidad, su heroísmo, su lealtad y su firmeza.
Hoy, como pediste, ninguna escuela lleva tu nombre, pero los niños y jóvenes siguen estudiando gracias al proyecto educacional que forjaste, y que mantendremos como una de las más grandes conquistas, pese a las dificultades.
No hay calles que te nombren, pero sí cubanos que las transitan libremente, preservando la independencia y la soberanía de la nación.
No hay estatuas erigidas en tu memoria, porque no las necesitas; estás presente en cada centro escolar, cultural, de la salud, deportivo o científico que edificó la Revolución.

Fidel, tú jamás serás una consigna. Eres un ícono en las luchas de los cubanos por preservar la unidad, enfrentando cualquier obstáculo; y sigues siendo fuente de inspiración de muchos que, en cualquier latitud, aspiran a un mundo mejor. Tus ideales serán eternos como la piedra de Santa Ifigenia, allí donde reposan tus cenizas.
Evocaremos siempre tu sinceridad que impresiona, tu inteligencia que deslumbra, el poder de convencimiento que contagia, el don especial de la palabra, la virtud de la sencillez, la justicia, la solidaridad y la hidalguía. Nos dejaste la enseñanza de servir a la verdad y a la ética, de ir siempre a nuestras raíces, y por sobre todas las cosas, defender a Cuba.






Hoy somos millones los que te llevamos a todas partes. Nos acompañas en nuestras angustias y esperanzas, en las dificultades y en las victorias. Te vemos en la cotidianidad, en el difícil camino de seguir construyendo el país que amamos.
Fidel, eres de todos. A 99 años de tu nacimiento, en estos tiempos tan difíciles, mantener vivo y eterno tu legado será el mayor monumento que podamos cimentar. Fidel, tú eres un país.