Ofrendas florales del líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz y del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, acompañaron la ceremonia de honores militares en los funerales del Viceprimer ministro, Ricardo Cabrisas Ruiz, fallecido el martes 16 de septiembre.
Antes de las ocho mañanas de este jueves en la Necrópolis de Colón, inició el cortejo fúnebre, solemne, profundo y sencillo como fue la existencia del Héroe del Trabajo de la República.
El sentido tributo en la gris mañana estuvo encabezado por el Jefe de Estado cubano, Miguel Díaz-Canel; el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz; Esteban Lazo, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, otros miembros del Buró Político; así como dirigentes del Partido Comunista de Cuba; el Gobierno y los ministerios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior.

Acompañado por la banda de música del Estado Mayor General, el cortejo fúnebre avanzó por el camposanto hasta el Panteón de los Bomberos, sitio donde fueron inhumadas las cenizas de Cabrisas Ruiz, distinguido por su lealtad sin fisuras a la Patria, a la Revolución y especialmente a Fidel y a Raúl, de los que supo ganarse confianza plena.

Las salvas de fusilería cortaron el aire justo después de las notas del Himno Nacional, un sello de máximo rigor y solemnidad, al que le siguió las palabras de despedida pronunciadas por el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz.
Su partida física nos enluta, pero también nos convoca a la reflexión sobre el legado que nos deja. Cabrisas fue, sin lugar a dudas, un revolucionario íntegro, un hombre de Estado, un servidor público ejemplar, que desde cada responsabilidad que desempeñó, colocó invariablemente el interés de Cuba por encima de todo.

Del dirigente que se mantuvo desde el triunfo de la Revolución en frentes decisivos; primero en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio de Interior, después en el servicio exterior, y posteriormente al frente de los ministerios de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, de Economía y Planificación; simultaneados con los cargos de vicepresidente del Consejo de Ministros y luego Viceprimer ministro; Marrero Cruz dijo que en estas trincheras por décadas, «Cabrisas fue pieza clave de la diplomacia económica del país».
Con inteligencia, perseverancia y firmeza, negoció asuntos complejos en diversos escenarios internacionales, en los que defendió de forma invariable la soberanía nacional, buscando soluciones justas para el pueblo cubano, siendo respetado y reconocido por las contrapartes

Pero su huella no se mide solo por cargos y títulos. Estará siempre presente por las enseñanzas que trasmitió a quienes lo rodeaban, la confianza que supo ganarse, por la seguridad que trasmitía en cada negociación, por la honestidad y sencillez con que trataba a todos, enfatizó el Jefe de Gobierno.
Tus seres queridos, tus compañeros y todo tu pueblo te despedimos, seguros de que el ejemplo que nos dejas, vivirá en cada esfuerzo que hagamos, por un futuro cada vez más justo, digno y próspero para Cuba.

A Cabrisas Ruiz, compañero cercano, respetuoso, siempre dispuesto a escuchar y a orientar, le dieron el último adiós con rosas blancas y rojas Hilda, su compañera de toda la vida; su hijo, nietos, demás familiares y compañeros, entre ellos de manera cercana y permanente el Comandante de la Revolución y viceprimer ministro Ramiro Valdés Menéndez.
Al hombre ejemplar, que dedicó toda su vida a la Revolución, como le definió en los primeros instantes luego de la fatal noticia el Presidente Díaz-Canel, le depositaron ofrendas florales el Comité Central del Partido Comunista, del que fue miembro; la Asamblea Nacional del Poder Popular; el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz y el titular de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera.
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