Al llegar a los 65 años de edad o sobrepasarlos es la falta de memoria lo que más procupa a los afectados. Al principio no se le da importancia al pensar que es propio de la edad, pero si esto se incrementa y afecta la vida cotidiana sería recomendable analizar los motivos. A veces se trata de un simple olvido y se le da demasiada importancia
Según un informe, este olvido forma parte de una lista de síntomas progresivos que incluyen otros nueve estadios. «Los pacientes olvidan primero los eventos recientes o la información recién aprendida», señaló la organización con sede en Chicago (Estados Unidos).
Además, la Asociación del Alzheimer destacó que los pacientes también pierden la memoria de fechas y eventos significativos como cumpleaños de familiares.Además, «se repite la misma información; se depende de ayudas para la memoria, como notas o dispositivos electrónicos, o de familiares para realizar actividades que antes se hacían de forma independiente», añadieron.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advierten que el Alzheimer afecta progresivamente las funciones cognitivas, lo que lleva a una pérdida de independencia en tareas cotidianas.
Según su sitio oficial, «el Alzheimer afecta la memoria a corto plazo y evoluciona hacia una disminución general de las habilidades de pensamiento, lenguaje y razonamiento lógico».
Son varios los indicios que indican que una persona padece Alzheimer; el primer síntoma es el olvido de eventos recientes, fechas importantes y que la persona pida repetidamente la misma información.
Otra muestra es experimentar cambios que afectan la habilidad de crear y seguir un plan. Por ejemplo, no recordar cómo se hacía una receta familiarde cocina o no poder gestionar las cuentas mensuales. Además, pueden tardar mucho más en realizar tareas que antes hacían rápidamente.

Y sea en el hogar o en el trabajo, el paciente con Alzheimer puede tener problemas para cumplir con actividades cotidianas como recordar reglas o el funcionamiento de ciertos dispositivos electrónicos.
Otro síntoma es tener problemas para leer, identificar colores o contrastes, o entender ciertas imágenes y relaciones entre objetos.
Esto preocupa a todos: problemas con el uso de palabras al hablar o escribir: es posible que la persona enfrente dificultades al participar en una conversación, seguir el hilo y encontrar las palabras adecuadas. Por ejemplo, en lugar de decir lápiz, podrían referirse a él como «un palito para escribir».
Es natural que los pacientes con Alzheimer pierdan cosas y no puedan recordar sus pasos anteriores para encontrarlas. Un ejemplo es poner el pote de azúcar en el congelador.
Según avanza la enfermedad, la persona puede tener problemas para tomar decisiones. Por ejemplo, pueden caer más fácilmente en estafas o regalar dinero sin pensar.
Es posible que las personas pierdan interés en pasatiempos, actividades sociales o deportes. Dejan de entender qué les causaba interés en un principio.

Cuando una persona tiene Alzheimer, es probable que se irrite más fácilmente, especialmente fuera de su entorno. También pueden sentirse confundidas, deprimidas, temerosas, ansiosas y hasta desconfiadas.
Actividades físicas para luchar contra el Alzheimer y sobre todo, practicar actividades intelectuales (como jugar al ajedrez, la lectura, hacer crucigramas o sudokus…) contribuye a mantener activa la mente y a ejercitar el cerebro, de forma que este se fortalece frente a la incidencia del Alzheimer.
Se trata de una patología neurodegenerativa que conduce al deterioro cognitivo y a una serie de trastornos de la conducta. Fue en 1906 cuando esta enfermedad fue identificada por primera vez por el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer. Según los expertos desde entonces se ha caracterizado por una pérdida de memoria y de otras capacidades mentales que se van agudizando a medida que la dolencia avanza.
El último Informe Mundial sobre el Alzheimer estima que la incidencia de la enfermedad se multiplicará por dos cada 20 años. En la actualidad hay en el mundo cerca de 47 millones de personas con Alzheimer y se calcula que para 2030 los casos se habrán cuadruplicado.
Sus causas aún no han sido determinadas con claridad, tratándose de una demencia que, por el momento es irreversible e incurable y cuya incidencia es más frecuente en las personas mayores de 65 años. Aunque no se conocen medidas definitivas para prevenir el Alzheimer, sí parece probado que algunos hábitos ayudan a retrasar la aparición de la enfermedad.
Cabe decir que hay algunos indicios científicos de que, por ejemplo, pasear de forma rutinaria ayuda a proteger al cerebro de la enfermedad.
Un estudio de la estadounidense Mayo Clinic afirma que una actividad física, de al menos 30 minutos varias veces a la semana, disminuye el riesgo de desarrollarla.
Los especialistas recomiendan determinados ejercicios para el Alzheimer, tanto para prevenir la aparición de la enfermedad como para suavizar su progresión.
Según los expertos lo aconsejable es realizar algunas actividades que no requieran un esfuerzo excesivo, pero que sirvan para evitar el sedentarismo, como caminar todos los días o practicar ejercicios de estimulación muscular.

A la hora de establecer un programa de ejercicios el Alzheimer (sea precoz o hereditario) hay que tener en cuenta varias cuestiones, entre ellas las siguientes:
El grado de deterioro cognitivo, la forma física de la persona, teniendo en cuenta su edad y lo habituado que estuviera a realizar deporte antes de tener Alzheimer.
En todo este proceso de ejercicios para enfermos de Alzheimer, la autoestima de estos se verá incrementada junto con su sensación de autosuficiencia. El efecto gratificante en los aspectos psicológicos del paciente contribuirá a que se sienta más seguro y que perciba que las cosas en su entorno siguen bajo control.
Se afirma que comenzar a con una rutina de ejercicio moderado, llegados a la mediana edad, puede contribuir a retrasar la manifestación de los primeros síntomas del Alzheimer y, con ello, a disminuir sus efectos y a mejorar las condiciones cerebrales de quienes ya padecen la enfermedad.
En definitiva, con respecto a los beneficios del ejercicio contra el Alzheimer y en favor del paciente, se pueden hacer las siguientes afirmaciones: No sólo mejorará la circulación, sino también la función respiratoria y la cardíaca. el estado físico, la fuerza, la movilidad, la coordinación y el equilibrio. Esto suponde claras ventajas a la hora de prevenir accidentes.
El deporte tiene efectos positivos ante un bajo estado de ánimo, actuando ante la depresión y la ansiedad. Funciona también como un efectivo regulador del sueño y del apetito.
Algunos estudios también indican los beneficios que el ejercicio físico tiene para las funciones cognitivas de las personas mayores en general, y de los enfermos de Alzheimer en particular, y subrayan que quienes lo tienen en los comienzan tienen mayores posibilidades de preservar su actividad neuronal durante un periodo de tiempo más prolongado si hacen ejercicio con regularidad.
El ejercicio también protege la materia gris del cerebro, donde se encuentra entre otras funciones, la memoria. Su volumen normalmente disminuye con la edad, pero la actividad física contribuye a su conservación.
Además, la materia gris contrarresta la paulatina reducción de conexiones neuronales que se produce con la edad, manteniendo un mayor grado de conexión cerebral.
Una de las cosas que los especialistas suelen recomendar es que las personas mayores se mantengan ocupadas y tengan una vida social activa. Esto es, que se relacionen con otras personas con asiduidad y que realicen actividades que ayuden a mantener el cerebro en forma. No hay que olvidar que el cerebro es un músculo al que se puede ejercitar. Así, los enfermos que presentan una óptima forma física tienen una atrofia cerebral menor que el resto.
Además de esto, numerosos programas de prevención aconsejan realizar tareas de estimulación cognitiva y de aprendizaje, para cuidar la memoria y las habilidades relacionadas con el lenguaje.

¿Cómo mantener el cerebro en forma? Leer y escribir, así como los juegos de destreza mental, ayudan a prevenir el Alzheimer. Los juegos que impliquen destreza mental de lógica, de memoria u operaciones matemáticas.
El Alzheimer es probablemente uno de los principales retos a los que se enfrentan las sociedades modernas del siglo XXI. Por el momento no hay ninguna cura para el Alzheimer ni tampoco un tratamiento que sirva para hacer reversibles sus primeros síntomas.
En el Día mundial contra el Alzheimer este 21 de septiembre el llamado es, tratar con amor y respeto a las personas que lo padecen y así elevar su calidad de vida.