Para la doctora Mercedes Esquivel Lauzurique, especialista de II Grado en Pediatría y coordinadora del Grupo de Investigaciones sobre Crecimiento y Desarrollo Humano de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, los primeros mil días de vida —desde la concepción hasta los dos años de edad— constituyen una etapa decisiva para el futuro de cada niño y, por extensión, de toda la sociedad.
“Es una ventana de oportunidades que no podemos desaprovechar”, afirma, a la vez que resaltó cómo durante ese período «se sientan las bases para un crecimiento y desarrollo óptimos, con efectos que se extienden a lo largo de toda la vida”.
La especialista explica que el proceso de desarrollo infantil se caracteriza por una notable plasticidad: “El niño adapta las características heredadas de sus padres al entorno en que vive para asegurar su supervivencia; pero esa adaptación tiene un costo biológico que puede predisponer a enfermedades no transmisibles desde edades tempranas”.
Este enfoque ha transformado la comprensión sobre la génesis y prevención de enfermedades como la obesidad, la diabetes o los trastornos cardiovasculares, «por eso, la atención a esta etapa se ha convertido en una estrategia de salud pública”, subraya Esquivel Lauzurique.

Continúa explicando que “la puericultura, en particular, permite al médico y enfermera de la familia y al pediatra, realizar acciones de promoción de salud, que impactan en el curso de vida de las personas”.
Más allá del cuidado físico y la alimentación —donde la lactancia materna juega un rol crucial—, la doctora insiste en la importancia del afecto, la interacción y el estímulo temprano. “Es una etapa crítica para el desarrollo cerebral, que definirá en gran medida las capacidades intelectuales en la vida adulta”, señala.
Para la doctora Esquivel, el compromiso en este sentido no solo compete al sector sanitario, pues todos los actores que contribuyen al bienestar de las nuevas generaciones deben comprender que asegurar un desarrollo infantil saludable es clave para una sociedad próspera y sostenible.
A propósito de celebrarse este 30 de septiembre el Día del Pediatra cubano, traslada una felicitación para sus colegas en todo el país, con una frase que, según ella, resume el espíritu de la Pediatría en la Mayor de las Antillas: “Nada hay más importante que un niño”.
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