Chapeando: Después del Ciclón

Toca hablar de Cuba, de otro ciclón, de una población seriamente afectada por décadas de bloqueo y que pierden lo poquísimo que han logrado tener, pues la devastación es una palabra que palidece cuando se vive por dentro la tragedia de perderlo todo.

Todo en medio de una serie de epidemias que tributan al sentimiento de angustia que acompaña a las personas damnificadas. A eso agreguen el factor comunicación, pues resultan estremecedores los reportes de nuestros periodistas, pero los afectados tienen además la incomuniación que dejó el huracán.

Pese a ello, no tardaron en aparecer los carroñeros que han olvidado de la tragedia humana para centrarse en campañas de odio, pidiendo la cabeza de todos los que dirigen, a partir del anuncio de la proximidad del juicio al ex ministro de Economía Alejandro Gil ante la indudable gravedad de los cargos que se le imputan, descolocados por la rápida, efectiva y serena respuesta del Gobierno.

La teoría del estado fallido no funciona ante las muestras de organización, disciplina, unidad, la previsión y la sensibilidad, ante la actitud de los principales cuadros de las provincias afectadas, varias de ellas mujeres, ante las FAR y el MININT, sobrevolando las áreas dañadas, rescatando familias enteras, hasta con sus mascotas.

Hay imágenes terribles de la devastación, aún peores cuando el Cauto se desbordó, así como resulta impresionante la resiliencia del pueblo, mujeres y hombres que están con el pueblo y conocen a profundidad los problemas de sus poblaciones

Asimismo, es necesario hablar sobre el anuncio de Estados Unidos de que brindaba ayuda a Cuba. Se habló de 3 millones de dólares, canalizados a través de la Iglesia Católica, trayendo recuerdos de que destinan 3 millones a la recuperación y 40 millones a financiar la subversión.

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