Encuentro: Manuel Mendive, el universo espiritual

Encuentro: Manuel Mendive, el universo espiritual

Manuel Mendive Hoyo es uno de los nombres imprescindibles del arte cubano contemporáneo. Su obra, reconocida en todo el mundo, ha logrado una síntesis única entre la pintura, la escultura, la instalación y la performance, donde la espiritualidad, los mitos afrocubanos y la naturaleza se funden en un lenguaje visual profundamente original.

En el nuevo episodio del podcast Encuentro, dedicado íntegramente a su vida y legado, exploramos las raíces culturales, las influencias y las experiencias que dieron forma a uno de los universos artísticos más ricos de la plástica caribeña.

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Raíces afrocubanas y formación artística

Mendive estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro, donde se graduó en 1963. Desde muy joven, mostró un profundo interés por las tradiciones africanas que llegaron a Cuba con los esclavos, especialmente las de origen yoruba. Esa herencia espiritual, lejos de ser un simple tema decorativo, se convirtió en el núcleo simbólico de su obra.

Su conexión con la religión yoruba —deidades como Obatalá, Yemayá, Ochún o Changó— marcó un antes y un después en la representación artística de la identidad cubana.

Mendive no solo pinta estas figuras: las reinterpreta, las espiritualiza y las lleva al terreno del performance, haciendo de cada una una manifestación viva de la fe, la historia y la cultura.

Un lenguaje visual entre lo místico y lo corporal

Durante la década de 1980, Manuel Mendive llevó su obra más allá del lienzo. Comenzó a incorporar el cuerpo humano como soporte, pintando sobre modelos vivos que luego participaban en ceremonias-performance donde el movimiento, el color y el ritmo se unían en un mismo acto creativo.

Estas puestas en escena, muchas de ellas en ríos, montañas o espacios naturales, combinaban elementos de danza, música y espiritualidad, transformando el arte visual en experiencia ritual.

Mendive convirtió la acción artística en una extensión de la vida misma, donde lo sagrado y lo cotidiano se encuentran.

Colores, símbolos y naturaleza

Su paleta de colores cálidos, los tonos terrosos y los azules profundos evocan la tierra, el agua y el fuego: los elementos primordiales del universo yoruba. En sus cuadros, hombres, animales y orishas se entrelazan en escenas donde la naturaleza cobra voz propia.

Las figuras flotan, se transforman, se multiplican; los cuerpos se funden con árboles o aves, en una representación visual de la unidad entre el ser humano y la divinidad.

Reconocimientos y proyección internacional

A lo largo de su carrera, Mendive ha expuesto en instituciones de renombre como el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Centro Pompidou en París y la Bienal de Venecia.

Sus obras forman parte de colecciones privadas y museos de todo el mundo, consolidando su posición como uno de los artistas latinoamericanos más influyentes del siglo XX y XXI.

Entre los reconocimientos más destacados se encuentra la Medalla Alejo Carpentier (1988), el Premio Nacional de Artes Plásticas de Cuba (2001) y la Orden Félix Varela. Su prestigio internacional no ha hecho que pierda la conexión con sus raíces: sigue viviendo y creando en Cuba, rodeado de la espiritualidad y el simbolismo que han guiado toda su vida.

El legado de Mendive: arte, identidad y espiritualidad

Más que un artista, Manuel Mendive es un narrador de la memoria espiritual cubana. Su obra ha contribuido a dignificar las raíces africanas dentro del imaginario nacional y a mostrar al mundo la riqueza simbólica del sincretismo cubano.

En cada trazo, en cada ritual, se percibe su búsqueda de armonía entre el hombre, la naturaleza y los dioses.

Su arte no es solo visual: es sensorial, filosófico y profundamente humano. En una época marcada por la fragmentación y la inmediatez, Mendive nos recuerda el valor de lo ancestral, de lo invisible, de la conexión entre el espíritu y la tierra.

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