Ángel Ameijeiras Delgado (Machaco), Rogelio Perea Suárez (Rojito), Pedro Gutiérrez Hernández (Pedrito) y Norma Porras Reyes

Combate por la dignidad y el decoro

El 8 de noviembre de 1958, en el apartamento ubicado en Goicuría y O’farrill, en el reparto capitalino de Santos Suárez; Ángel Ameijeiras Delgado (Machaco), Rogelio Perea Suárez (Rojito), Pedro Gutiérrez Hernández (Pedrito) y Norma Porras Reyes, enfrentaron a cientos de policías batistianos y miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).

Una muchacha y tres jóvenes revolucionarios dispuestos a defender hasta sus últimas consecuencias la dignidad y el decoro del pueblo cubano se batieron con fiereza en un combate desigual y sin precedentes con un numeroso grupo de sicarios batistianos.

Los historiadores lo definen como el lugar donde se desarrolló una de acciones más importantes de la resistencia urbana frente a las fuerzas represivas de la dictadura de Fulgencio Batista.

Casi a las dos de la mañana los vecinos de la barriada se despertaron ante el intenso tiroteo que se extendería por más de cuatro horas. Guiados por connotados asesinos, entre estos Esteban Ventura Novo, los esbirros rodearon el edificio donde se encontraban los revolucionarios y, además, ocuparon las azoteas y terrazas aledañas.

Norma Porras, esposa y compañera de lucha de Machaco, que en ese momento se encontraba embarazada fue la única sobreviviente de aquellos hechos. Sobre los sucesos recordó en una ocasión: “Nos acostamos como a las 10 o las 11 de la noche. A la 1:58 minutos de la madrugada comenzaron los disparos, los rafagazos, los gritos amenazantes y las explosiones.

Contábamos-dijo, con una pistola 38 que tenía yo, dos ametralladoras Beretta, otra cuya marca no recuerdo, dos pistolas 38 de ráfagas con cargadores de 30 balas, una Luger especial, tres libras de TNT, dos bombas de dinamita, algunas granadas y detonadores”.

Antes, en Mayo de 1957, Machaco fue apresado y salvajemente torturado. El 16 de julio de 1957 se inicia una huelga de hambre en el Castillo del Príncipe que dura hasta el 31 del mismo mes, allí están Gustavo y también Machaco, junto a Sergio González López, el Curita y Ricardo Martínez.

También Pedro Gutiérrez Hernández y Rogelio Perea (Rogito). Por este último y a través de una carta enviada a sus familiares, conocemos de los indivisibles lazos de amistad que se han fortalecido hasta lo infinito entre estos jóvenes revolucionarios.

El desigual combate se prolonga por más de cuatro horas y al amanecer, cuando están agotadas las municiones y heridos Machaco y Norma Porras son capturados. Esta última queda con vida, los demás son asesinados.

Pocas horas después de su muerte, la comandancia general del Ejército Rebelde emitió una disposición, firmada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, donde se ascendía a Machaco al grado de Comandante; en homenaje a su ejemplar conducta de revolucionario, a su incansable espíritu de lucha, su valor sin límites y el heroísmo con que se batió durante horas con las fuerzas mercenarias del Tirano, sin importarle el número de enemigos, prefiriendo morir antes que deponer las armas.

Los sucesos de Goicuría y O’farrill calaron hondo en el sentimiento patriótico de los cubanos quienes a 67 años de aquellos acontecimientos aún vibran de emoción al recordarlos.

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