Fue a finales de octubre que circuló en medios de prensa y redes la noticia. Luego, el huracán Melissa detuvo brevemente el proceso y, tras su paso, se retomó no solo la recuperación del país, sino también la estrategia anunciada. Aunque ocupó titulares y primeras planas, para las familias de la Isla no fue una sorpresa: saben que son sus pequeños, prioridades de la Medicina, la ciencia, la educación…
Más de 68 000 niñas cubanas comenzaron a recibir una dosis por vía intramuscular de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano, para su protección contra el cáncer cervicouterino, una de las principales causas de muerte por esta enfermedad en mujeres en muchas partes del mundo. Se supo por radio, televisión, periódicos, sitios digitales…
Sin embargo, lo que para los de la Mayor de las Antillas devino cotidianidad, parece utopía en parajes disímiles del orbe. En medio de la crisis sanitaria en Gaza, donde sobrevivir una noche parece más condena que suerte, se han disparado los casos de niños con anemia. Son ellos el futuro, a ellos se les ataca.
En Estados Unidos, las noticias sobre mortalidad infantil y adolescente por sobredosis, e incluso de pequeños que han perdido a uno de sus padres por consumo de drogas, resultan abrumadoras, aunque no son novedad. Recordemos, por otra parte, el inicio de este curso escolar en ese país, dos niños de ocho y diez años perdieron la vida, y al menos 17 personas resultaron heridas, en un ataque que ocurrió durante una misa en una escuela católica. Tampoco escapan de la violencia armada.
«Escuchemos a la infancia y defendamos sus derechos, todos los días», ha dicho, y defiende la Unicef, que cada 20 de noviembre celebra el Día Mundial de la Infancia.
Con esa certeza, aprobó Cuba un nuevo Código de las Familias, en 2022, una legislación que se corresponde con los desafíos del derecho familiar contemporáneo; mientras que la aprobación reciente del Código de la Niñez, las Adolescencias y las Juventudes es otra demostración de cuánto prioriza el Gobierno cubano la protección de los más pequeños de casa.
Las conquistas en ese ámbito, no obstante, no son motivos de descanso, sino que traen nuevos desafíos y otras prioridades, centradas, sobre todo, en la necesidad de que el conocimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia no quede solo en los adultos –que son, a fin de cuentas, los responsables de garantizarlos. Es pertinente, también, que los niños los conozcan.
(Tomado del periódico Granma)
