Puedo informarles con toda responsabilidad que en el año 1956 seremos libres o seremos mártires.
Esas palabras pronunciadas por el joven revolucionario Fidel Castro el 20 de octubre de 1955, en la ciudad de New York, ante unos 800 cubanos que allí vivían, obligados a salir de su país por la precaria situación económica y la persecución política de la tiranía batistiana, eran el preludio de la expedición del yate Granma, que llegaría a Cuba el 2 de diciembre de 1956, para reiniciar la lucha armada.
El desembarco del yate Granma constituye uno de los hechos más simbólicos de la Historia de Cuba. El yate llegó a las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre de 1956 cerca de la playa Las Coloradas y marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaran con el Triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959.
Fidel se encontraba en México, hacia donde había partido el 7 de julio de 1955, luego de haber sido amnistiado el 15 de mayo de igual año, cuando cumplía condena de 15 años de prisión por los hechos del asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953.
Su presencia en los Estados Unidos tuvo como objetivo la recaudación de fondos y la propaganda revolucionaria, a la vez que una labor unitaria en torno al Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Sobre ese aspecto escribiría en noviembre de 1955 Juan Manuel Márquez, quien sería después el segundo al mando de la expedición:

Así, con fondos recogidos entre personas humildes y de los propios integrantes de la naciente organización revolucionaria, se recogieron centavo a centavo los fondos para preparar la expedición del Granma, incluyendo la compra de armas y del propio yate.
Durante el exilio en México hubo que enfrentar encarcelamientos, privaciones y organizar y adiestrar a los futuros combatientes en medio de las más difíciles condiciones.
Pero el 25 de noviembre de 1956, el Yate Granma saldría hacia Cuba, con 82 expedicionarios a bordo, encabezados por Fidel Castro. El Estado Mayor estaba integrado por Fidel como Comandante en Jefe y dos Jefes de Estado Mayor: los capitanes Juan Manuel Márquez -segundo al mando- y Faustino Pérez. El Che, con grados de teniente, vendría en la expedición como Jefe de Sanidad, mientras que los tres pelotones formados estaban bajo el mando de los capitanes José Smith Comas (Vanguardia), Juan Almeida Bosque (Centro) y Raúl Castro Ruz (Retaguardia).
Historiadores opinan que la proeza del Granma constituyó un nuevo punto de partida para la continuidad de la lucha por la soberanía nacional —matizada por las experiencias en el enfrentamiento a un enemigo superior en armas y fuerzas, fracasos y victorias—.

En entrevista concedida al oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Jorge Martín Blandino en ocasión del Aniversario 45 del Desembarco de los Expedicionarios del Granma, Raúl Castro expresó: “pues cumplíamos la promesa pública hecha desde México por Fidel: En 1956, seremos libres o seremos mártires”.
Fue mayor el espíritu de lucha, la decisión de vencer a un enemigo superior en número y armamento. La esperanza abrazó a los cubanos y a una patria orgullosa que confiada tuvo ante si un futuro prometedor.
