Operación Peter Pan

Operación Peter Pan: un cuento que no fue de hadas

¿Qué sabe un niño de gobiernos o intereses geopolíticos? ¿Qué puede conocer, quien apenas empieza a vivir, sobre una Revolución que emerge y un imperio que se niega a aceptarlo? ¿Qué culpa tuvieron de nacer, en esta Isla que no se doblega, aquellos que, con menos de 18 años, fueron víctimas de una de las guerras –sin armas– más macabras de Washington contra el pueblo cubano?

«Hace 65 años, la CIA ejecutaba la siniestra Operación Peter Pan: con mentiras flagrantes arrancaron 14 000 niños cubanos de sus padres», denunció en X, el miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales Ojeda. «El cinismo del imperio no conoce límites», sentenció en su mensaje.

Era 1960 y Cuba pasaba por uno de los momentos más difíciles de los inicios de la Revolución. Por un lado, una gran parte de la población entregaba hasta sus entrañas por defender la nación que emergía y, por el otro, una pequeña burguesía aún no confiaba en el proceso. Desde fuera, el imperio estadounidense continuaba acechando.

Aprovechándose de toda debilidad, Washington, con ayuda de los grupos contrarrevolucionarios, desarrollaba una guerra sicológica, provocando que miles de padres dejaran a sabiendas de «no sé quién», a los más pequeños de la casa.

El Gobierno cubano «les quitaría la patria potestad a las familias cubanas», decía la propaganda que multiplicaba la mentira.

A día de hoy, muchos se han vuelto a reencontrar con sus seres queridos, con el mismo amor de cuando se despidieron en los aeropuertos cubanos, sin saber qué les deparaba el futuro. A otros, en tanto, no los han vuelto a ver; quizá han quedado con la esperanza de conocer a su familia cubana, quizá con el dolor de que les arrancaron sus raíces por creer en un cuento, que no fue de hadas.

Con información de Granma.

Autor