Desembarco del yate Granma

A 69 años del desembarco del yate Granma

Por: Argentina Alcántara Rodríguez

Procedente de Tuxpan, México, el yate Granma arribó el 2 de diciembre de 1956 a las proximidades de playa Las Coloradas. De esta manera, se ponía fin a una ardua travesía e iniciaba una epopeya revolucionaria.

La embarcación había partido rumbo a Cuba el 25 de noviembre. Incluso la preparación previa y el trayecto hasta el punto de zarpe resultaron tan desafiantes como la expedición misma. El comandante Fidel Castro, líder de la expedición, al evocar las complejas condiciones en que se gestó lo ocurrido subrayó que la organización, el entrenamiento de los hombres, la búsqueda de medios y la preparación de la expedición a Cuba fueron tareas acometidas en un contexto de extremas dificultades y persecución interna en México, ya que las actividades realizadas, si bien no eran contra el Estado mexicano, de cierta forma infringían sus leyes.

Aunque de diversos orígenes, los 82 expedicionarios del Granma compartían el propósito común de poner fin a las injusticias perpetradas en Cuba, entre ellas la desigualdad social, el desempleo y las deficiencias en salud y educación, males que Fidel Castro ya había expuesto en su alegato «La historia me absolverá».

Durante siete días de travesía, se enfrentaron a la inclemencia del mar, los padecimientos de quienes no estaban habituados a estar en alta mar y a la escasez de víveres, elementos que acrecentaron la incertidumbre en la oscuridad de las noches.

Travesía del Yate Granma.

En medio de esas vicisitudes, el expedicionario Roberto Roque cayó al agua a causa de una brusca sacudida. De este momento, el comandante Juan Almeida Bosque relató: 

Antes del desembarco, se cayó un hombre al agua. Empezaron a buscarlo. No aparecía y gritábamos: Roque, Roque. Hasta que, al final, Fidel dijo: de aquí no nos vamos hasta que no lo salvemos.

Con dos días de retraso respecto a la fecha esperada, el 2 de diciembre se divisó finalmente la costa cubana. Si bien no era el punto de desembarco trazado, resultó ser un lugar provisional para el éxito de la gesta. A pocos kilómetros de playa Las Coloradas, el pequeño yate quedó varado.

Ya en suelo cubano, el fango pegajoso, la compleja red de manglares, el cansancio acumulado tras días en el mar, no lograron mermar su determinación. Entonces, su objetivo era internarse en las montañas de la Sierra Maestra para iniciar la guerra de guerrillas. Sin embargo, su llegada fue detectada pronto por las fuerzas enemigas, lo que transformó el avance terrestre en un desafío tan grande como la propia travesía marítima.

El desembarco generó una dispersión inicial entre los expedicionarios, quienes se vieron forzados a modificar sus planes, pero la retirada nunca fue una alternativa.

Así, empezó a tomar forma el Ejército Rebelde. Con el paso del tiempo, se fortaleció, sumó más integrantes y diseñó tácticas, erigiéndose como pilar que impulsaría el nacimiento de una nación construida sobre los principios del bienestar común.

El yate Granma entrando en la Bahía de La Habana, con Fidel, junto a Raúl y otros expedicionarios en 1974.

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