Ante una concurrencia calculada en alrededor de 100 mil espectadores, el jamaicano Usain Bolt demostró de manera convincente quién es quién en la velocidad mundial en estas olimpiadas de Beijing.

Bolt detuvo los cronómetros con fenomenal registro de 9.69 segundos, con lo cual superó en tres centésimas su propia marca (9.72), conseguida el pasado mes de mayo en Nueva York.

Usain, un gigante de 1.95 metros de estatura y 21 años de edad, tomó la delantera desde la misma arrancada y en modo alguno dejó margen al posible duelo frente a su compatriota Asafa Powell. Esta vez relegado a la cuarta posición, a pesar de fijar 9.95. 

Tampoco el triunfador necesitó realizar una gran salida, porque su brutal aceleración le puso dos metros por delante de todos mediada la carrera y pudo soltar los brazos, relajarse y disfrutar por anticipado la asombrosa victoria.

Powell volvió a fracasar, aún más que en los Mundiales de Osaka 2007, donde fue tercero y hoy ni siquiera subió al podio. El trinitario Richard Thompson (9.89), el estadounidense Walter Dix (9.91) y el antillano Churandy Martina (9.93) lo lanzaron al quinto lugar para alarga la negativa fama de perdedor en las grandes confrontaciones.

Bolt, Powell y Tyson Gay, los tres atletas más rápidos de la historia, estaban convocados al duelo más esperado de los Juegos Olímpicos, del que se descolgó este último, eliminado en semifinales.

Hasta la meteorología quiso sumarse a la fiesta y se mostró propicia: 28 grados y sólo un 35 por ciento de humedad.
La final del hectómetro suscitó en el mundo atlético emociones tan intentas como las de hace 20 años en Seúl, cuando Ben Johnson y Carl Lewis ocupaban la palestra.

En la segunda ronda, Bolt había detenido sin esfuerzo el cronómetro en 9.92, la mejor marca jamás conseguida en territorio chino, y Asafa Powell no le anduvo a la zaga: 10.02 sin emplearse.

Por el contrario, Gay dio la impresión de no estar a tope. Las seis semanas que estuvo sin competir, tras su lesión en las pruebas de selección olímpica le apagaron la chispa. Las semifinales esclarecieron el panorama. Partiendo de tacos en 161 milésimas, Bolt corrió la primera en 9.85 con cara de aburrimiento, como si la cosa no fuera con él.

En la segunda, Powell bajó a 9.91 mientras que Gay, relegado a la calle nueve, se despidió con un quinto puesto y una marca de 10.05.

Bolt y Powell no corrieron la final por calles adyacentes. El primero partió por la cuatro y el segundo por la siete. En medio, el trinitense Richard Thompson y el estadounidense Walter Dix.

La incertidumbre duró 30 metros. A esa altura las doradas zapatillas de Bolt ya marchaban con clara ventaja y en esa situación el jamaicano es actualmente imbatible.

Jamaica apareció por primera vez en el medallero olímpico de los 100 metros planos en Helsinki, Finlandia (1952), donde Herb McKenley ganó la medalla de plata, regresó en la Ciudad de México (1986) con Lennox Miller (plata) acumula en total cuatro preseas, pero la de Bolt es la primera de oro.

La incursión de Usain Bolt, el 31 de mayo pasado, en la prueba reina de la velocidad con un nuevo récord mundial en Nueva York (9.72) devolvió el máximo interés a la carrera de 100 metros, que buscaba un sucesor "limpio" para relegar al olvido al campeón de Atenas 2004, el estadounidense Justin Gatlin, sancionado por dopaje.

En aquella final de Atenas los cinco primeros bajaron de 9.94 y Asafa Powell sólo pudo ser quinto con esa marca.
La carrera de 100 metros, la más carismática del atletismo, se afana, hasta hoy sin éxito, por escapar a la sombra del dopaje que la ha manchado a lo largo de la historia, sobre todo desde que el canadiense Ben Johnson abandonó los Juegos de Seúl, Corea del Sur (1988) pescado infraganti por el control de dopaje.

En Sydney 2000, el escándalo Marion Jones, que confesó haberse dopado para ganar sus cinco medallas de Sydney 2000, dejó su crédito y el de la prueba por los suelos, y la farsa de los griegos Ekaterini Thanou y Kostas Kenteris, que simularon un accidente de moto para eludir un control de dopaje en Atenas 2004, terminó de hundirlo.

La sangre renovada que aporta Usain Bolt puede ser el reactivo que devuelva a los 100 metros su antigua prestancia, coincidiendo con una situación favorable: la rivalidad entre tres atletas que en los últimos meses han conseguido en conjunto las ocho mejores marcas de todos los tiempos: Usain Bolt, Asafa Powell y el trinitario Richard Thompson.