Bajo disímiles promesas climáticas, la Cumbre de Líderes de la COP30 culmina hoy en la norteña ciudad amazónica de Belém dejando esbozados derroteros políticos hacia el encuentro oficial que comenzará el 10 de noviembre.
La 30 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), que se extiende hasta el día 21, estará marcada por la urgencia de traducir las arengas en compromisos reales.
El foro que termina este viernes, con la presencia de 57 jefes de Estado y de Gobierno, y 143 delegaciones de todo el mundo, se consolidó como un ensayo de la cita más esperada del calendario ambiental.
Los debates girarán, en esta segunda y última jornada, en torno a la transición energética y al balance de una década del Acuerdo de París, con la mirada puesta en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y el financiamiento climático, aún insuficiente para responder a la magnitud del desafío.
Desde el inicio, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, imprimió a la cumbre un tono de urgencia moral y política.
«Acelerar la transición energética y proteger la naturaleza son las dos maneras más efectivas de contener el calentamiento global», afirmó, recordando que estos objetivos solo serán alcanzables si se revierte la deforestación, se supera la dependencia de los combustibles fósiles y se movilizan recursos a gran escala.
Con la voz emocionada, Lula evocó el simbolismo de realizar el foro «en el corazón de la Amazonia, el mayor bosque tropical del planeta» y recordó que allí se decide no solo el futuro del clima, sino el equilibrio global.
Advirtió que la humanidad enfrenta una hora crítica. 2024 fue el primer año en que la temperatura media de la Tierra superó un grado y medio por encima de los niveles preindustriales.
«La ciencia indica que este aumento persistirá por años o décadas, pero no podemos abandonar el objetivo del Acuerdo de París».
Más allá de los discursos, la reunión cimera convoca a la coherencia y la acción.
A tres días del inicio de la conferencia, Belém se prepara para recibir a miles de participantes (líderes, gobiernos, científicos, activistas, pueblos indígenas y sociedad civil), todos convencidos de un necesario y nuevo pacto global por la vida, pues no hay tiempo que perder y no existe planeta de repuesto.
Fuente: Prensa Latina.
