Cuba conmemoró este martes el 50 aniversario de la proclamación de la República Democrática Popular Lao, en un acto encabezado por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, un escenario para, desde el compromiso de no olvidar la historia, reconocer los sacrificios del hermano pueblo laosiano en su largo camino de lucha por la independencia y la construcción socialista.
En el Palacio de la Revolución se dieron cita miembros del Buró Político, dirigentes del Partido, el Estado, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas, así como representantes de las organizaciones de masas y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. También estuvieron presentes en la velada, funcionarios de la Embajada de Laos en La Habana, y jóvenes laosianos que estudian en Cuba, además de miembros del cuerpo diplomático acreditado en la Isla.
El embajador de Laos en Cuba, Vantha Sengmeuang, al hacer uso de la palabra, subrayó que el 2 de diciembre de 1975 marcó el fin del régimen feudal-capitalista y el inicio de una era de independencia y soberanía nacional, orientada hacia el progreso socialista de su Patria.
De nuestro pueblo, eterna gratitud al apoyo internacional, expresó el diplomático, quien también honró la hermandad y los lazos inquebrantables forjados por los líderes Fidel Castro y Kaysone Phomvihane, pilares de la fraternidad socialista entre ambos países.
En Laos —dijo— apreciamos altamente la inestimable ayuda de la República de Cuba en la lucha de liberación nacional en varios aspectos, especialmente el envío de expertos médicos para ayudar en el bastión revolucionario del distrito de Viengsay, provincia de Houaphanh, así como por ayudar a capacitar recursos humanos, proporcionando becas para que estudiantes laosianos estudien en Cuba, enviando profesores para enseñar español en la Universidad Nacional y enviando entrenadores de boxeo para enseñar a los atletas laosianos.
«El Partido y el Gobierno de la RDP Lao —enfatizó su embajador en Cuba— seguirán insistiendo en el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero unilateral de EE. UU. contra la República de Cuba, así como para eliminarla de la lista de países que supuestamente patrocinan del terrorismo».
El canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, en el acto relató páginas históricas entre Cuba y Laos, que dan cuenta de una relación entrañable a pesar de la distancia geográfica. Mencionó símbolos de esos lazos como Melba Hernández, la brigada médica cubana y a la bailarina cubana Viengsay Valdés.
«Jamás —dijo— podremos borrar las atrocidades cometidas por el ejército de los Estados Unidos, que bombardeó sin piedad a la población lao, y tampoco las largas filas de mujeres, niños, ancianos en busca de cuevas como refugio».
Cuevas —señaló— «donde también llegó la solidaridad de Cuba con la heroína del moncada Melba Hernández, quien convivió en aquellas circunstancias, las mismas que encontró la pequeña brigada médica cubana que calmó el dolor de aquel insigne pueblo mientras el Ejército Popular seguía la marcha indetenible hacia la victoria».
Bruno Rodríguez Parrilla comentó los esfuerzos de la nación del sudeste asiático para su desarrollo, así como para la implementación de transformaciones que afianzaron un estado democrático moderno, próspero con indiscutibles avances. Celebró que Laos y Cuba se acompañen en la inquebrantable y compartida aspiración de construir el socialismo con particularidades propias.
«Ratificamos el compromiso de implementar los consensos alcanzados y ampliar la cooperación en las áreas de mayor potencialidad identificadas como la salud, la educación, el deporte, la industria farmacéutica, la biotecnología y la agricultura», afirmó el ministro de Relaciones Exteriores.
Rodríguez Parrilla a nombre del pueblo cubano, que crece ante las adversidades imperialistas, envió un saludo cálido a los hermanos laosianos.
«Confiamos en que continuarán cosechando éxitos y avanzando en su desarrollo socialista, hacia mayor bienestar y prosperidad», concluyó.
Tras décadas de conflicto y una cruenta guerra civil amplificada por el enfrentamiento global de la Guerra Fría, Laos dejó atrás seis siglos de monarquía el 2 de diciembre de 1975. Ese día, el Pathet Lao, el movimiento comunista que controlaba ya la mayor parte del país, proclamó en Vientián la República Democrática Popular Lao, se formalizó así la abdicación forzosa del rey Savang Vatthana. El histórico anuncio no fue un golpe súbito, sino la culminación de un proceso de años y el resultado directo de la victoria norvietnamita y comunista en la región. El evento redefinió por completo el futuro de la nación, Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en formalizar los lazos con la nación del sudeste asiático.
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