Manzanillo.- Dicho en buen cubano, el joven manzanillero Leonel Jorgen Labrada escucha el sonido de una “lata” y los pies no pueden permanecer quietos: “inmediatamente “cojo” el ritmo y a guarachear detrás de la conga.

“El cubano tiene la “sabrosura” en la sangre hermano, y más los que vivimos en esta zona del Oriente, donde los carnavales son tan populares, fiestas con una alta carga de tradición. Soy desenfadado, alegre, me encanta sonreír, características que han hecho mejores mis días en este sitio.”

Profesor del departamento de educación artística de la Universidad de Granma, Jorgen Labrada se refiere a su labor como voluntario en la zona roja, del campus universitario Blas Roca Calderío, de la Ciudad del Golfo de Guacanayabo.

“Soy amante de los boleros y de la canción romántica y eso me acompaña aquí, junto con la guitarra para alegrar un poco las noches en la instalación. Siempre es agradable aportar desde la espiritualidad de la música y del canto a las personas que son sospechosas de padecer el nuevo coronavirus y aquí vienen al período de aislamiento sanitario.

La mañana del domingo hubo un alto en las tareas cotidianas para cantarle a la vida, para ratificar los desafíos y compromisos, como parte de los festejos por el aniversario 59 de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

“Aquí hay que hacer de todo: fuimos pantristas, enfermeros, auxiliares generales, a disposición de esos bellas personas que experimentan una gran incertidumbre en sus días, a la espera del resultado de un análisis que les puede cambiar las próximas horas y ponerlos entre la vida y la muerte.”

¿No siente miedo?

“Siempre, pero se impone la voluntad de ayudar, de servir a quienes me necesitan aquí, cuidando cada medida orientada en los protocolos de trabajo para un centro de aislamiento. Esta es una tarea que hay que asumirla de frente y luchando por la salud, por la vida de nuestros coterráneos.”

Instantes lindos y tensos

“Lo más hermoso es comprobar la sonrisa de los niños y de los jóvenes al conocer que se marchan de alta, sanos, la satisfacción de los adultos mayores y los abuelitos por el tratamiento que reciben, sin dudas, son escenas que quedarán grabadas en el corazón por la dosis de complejidad que implican. Siempre les digo como Cándido Fabré, “adelante que de esta salimos”.

“El más tenso es cuando te retiras los guantes y tienes que lavarlos o el momento de fregar las bandejas donde se sirven los alimentos. Ahí es donde hay que “hilar fino”, porque sabes que la Covid-19 puede estar en esas superficies. La responsabilidad, la disciplina y el rigor son decisivas en estos lugares. 

¿Regresarías a la zona roja?

“Siempre. Si yo estuviera del lado de allá, otros hubiesen hecho por mí, así que todo buen cubano, solidario, tiene que estar en plena disposición de hacer esto y mucho más.

“Me deja la experiencia de compartir una vez más con los especialistas de la Salud Pública, los verdaderos héroes y heroínas de este combate por la entrega, dedicación, la pasión con la que ejecutan la misión.

“Me marcharé con la firme convicción de que no existirá obstáculo que la vida interponga en mi camino que no puede vencer por difícil que parezca. Las tareas en la zona roja lo refrendan. Estoy muy feliz por esta oportunidad de servir y ser mejor persona.” (Fotos del autor)

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