cirugía cardiovascular

El zurdo cubano de la cirugía cardiovascular

Las Tunas, Cuba. -La cirugía cardiovascular en Cuba dio sus primeros pasos cuando en 1951 se fundó el Instituto de Cirugía Cardiovascular y Torácica en el Hospital Ortopédico de La Habana, hoy Fructuoso Rodríguez.

A partir de entonces se iniciaron las operaciones cardiovasculares cerradas, que se realizan sin necesidad de una máquina de corazón, pulmón o de circulación extracorpórea (CEN), equipo que sustituye las funciones del corazón y de los pulmones, mientras dura el acto quirúrgico.

Y así se extendió la especialidad a otros centros de la capital, como el receptor de la red cardiopediátrica del país William Soler y el Hermanos Ameijeiras que tuvo en el tunero Héctor Despaigne, su sexto trasplantado y el cubano que vivió cerca de 20 años con un corazón de otra persona.

El cirujano cardiovascular del Hospital cienfueguero Guillermo Aldereguía Lima, el Doctor Noel Castillo García comparte con este reportero cómo llegó a ejercer en este campo, a pesar de que su familia no tenía antecedentes médicos.

Su sueño innato se focalizó en ser médico, se inclinó hacia la cirugía durante sus estudios a pesar de las dificultades que veían algunos avezados en su condición de zurdo, lo que nunca le llevó a renunciar a sus sueños y del aprendizaje de buenos mentores como en los casos de los doctores que le permitieron primero convertirse en cirujano.

Unos años más tarde se habló de la creación de un centro de referencia para la atención cardiovascular en Cienfuegos, proyecto que le permitió cumplir su sueño de realizar cirugía cardiovascular fuera de las grandes ciudades.

En el relato sobresale la importancia de la formación y la experiencia en la cirugía, subrayando la manera en que esa entrega le llevó a conquistar sus sueños y a salir al auxilio de los pobres de la tierra cuando aquel terremoto en Ecuador, donde junto a otros médicos atendieron a muchos pacientes en un hospital.

Aquí también se puso en alto la medicina cubana, enfatizando en que el verdadero valor no proviene de la ostentación, sino de la atención a los demás y el deseo genuino de ayudar.

Del propio Ecuador, este orgullo de la cirugía vascular cienfueguera, recuerda que, a pesar de la entrega y la bondad, tuvo que enfrentar desafíos y prejuicios de algunos malintencionados que le catalogaron de intruso debido a su nacionalidad cubana.

Y narró la manera en que tuvo que entregarse a la misión de salvar vidas humanas a toda costa, pues a pesar de ser un cirujano recién graduado tuvo a cargo cirugías generales con éxitos, echando por tierra la desconfianza inicial de su jefe, extranjero, quien tuvo que admitir la calidad de la medicina cubana.

Este cirujano vascular zurdo, amante de la cubanidad, ante el escenario hostil ecuatoriano siempre se presentó como un apoyo en lugar de un competidor, se comprometió a trabajar éticamente, intercambiar conocimientos y demostrar su capacidad sin menospreciar a los demás.

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