En los campos de Guantánamo, donde la tierra exige constancia y el sol es testigo del esfuerzo, Idailis Vidal ha forjado su historia. Mujer de manos curtidas y mirada firme, ha vencido adversidades con la fuerza de quien sabe que su trabajo es resistencia, es esperanza, es consagración y compromiso.
Ideas que compartió emocionada en el XIII Congreso de la ANAP con el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República Miguel Díaz- Canel Bermúdez, como un símbolo del valor de la mujer en el campo cubano.

Allí, de pie, segura, recordó un momento especial: «Hace más de 20 años yo no venía a este Palacio. Hoy tengo la oportunidad de estar acá intercambiando con ustedes, en nombre de las mujeres anapistas».
Las dificultades no la detienen; su impulso va más allá de los límites impuestos. No hay escasez que la haga retroceder, porque ella ha aprendido que la verdadera riqueza está en la voluntad y que «no hay mejor recurso que el deseo de hacer y hacerlo bien. Otro es la gota de sudor que cae de tu frente en el campo, es decir el esfuerzo.»
De todo ello habló en esta cita Idailis Vidal, ejemplo de perseverancia, de compromiso con su gente, de amor por la tierra que trabaja.
En sus tierras, cada cosecha es un acto de amor y pasión. Como usufructuaria de dos caballerías, ha logrado cifras que benefician a su hogar y a su comunidad. Cerró el año 2024 entregando más de 100 hectáreas de viandas, destinadas al consumo social. Hogares maternos, ancianos, círculos infantiles… allí llegan sus frutos, su esfuerzo convertido en alimento y, lejos de conformarse, mira adelante con la certeza de que puede dar más: «Si el año pasado entregué 100 toneladas, este año quiero entregar 200.»
Con una mirada más integral reflejó la prioridad de aportar no solo a la producción de alimentos, sino también a la igualdad de género, por el reconocimiento de la mujer en el campo, por derribar estereotipos que limitan pero que nunca frenan la obra de las féminas del sector.
Sus valoraciones resultan una mezcla de reafirmación, de entrega, de convicción de que el futuro del campo cubano se cultiva con voluntad, sudor y constancia. Idailis Vidal, campesina de Guantánamo, llegó así a esta magna cita, para demostrar que no hay obstáculo que detenga a las mujeres campesinas cuando se trabaja con consagración y compromiso.
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