Por sus propiedades medicinales el anamú también conocido como mapurite es muy apreciado por sus resultados en la salud humana. Utilizada tradicionalmente para aliviar dolores de cabeza, ansiedad y reumatismo: sus beneficios se deben a los compuestos flavonoides, alcaloides, cumarina y trisulfuro de bencilo, que presentan propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antimicrobianas.
Las hojas del anamú son la parte de la planta más utilizada, ya que de ellas se extraen las sustancias activas que se emplean para preparar infusiones y remedios naturales con fines terapéuticos.
Aunque el anamú puede encontrarse fácilmente en tiendas naturistas y farmacias, es fundamental que su consumo sea indicado y supervisado por un médico general o fitoterapeuta, ya que la dosificación no está ampliamente establecida y un uso inadecuado podría provocar intoxicación.
Este contenido tiene fines informativos y no reemplaza la orientación médica. No interrumpa ningún tratamiento sin la debida asesoría.
El anamú es una planta que puede ofrecer varios beneficios para la salud, entre ellos: alivio del dolor de cabeza y molestias leves, ya que algunos de sus compuestos pueden actuar sobre el sistema nervioso y reducir la percepción del dolor.

Estudios en modelos animales han demostrado que los extractos de sus hojas disminuyen la respuesta al dolor, posiblemente debido a la acción de flavonoides y terpenos presentes en la planta.
Afirman los conocedores que se utiliza tradicionalmente como apoyo en casos de reumatismo y molestias articulares, debido a su posible capacidad antinflamatoria.
Estudios preclínicos indican que los extractos de sus hojas pueden reducir síntomas similares al reumatismo, mejorando la movilidad y aliviando las molestias en las articulaciones.
El anamú es utilizado, además en comunidades tradicionales para tratar infecciones pulmonares y afecciones respiratorias como la tos. Su efecto puede estar relacionado con la presencia de compuestos con acción antimicrobiana, que ofrecen un apoyo complementario en el manejo de infecciones respiratorias leves.
Otra faceta del anamú es que se utiliza en la medicina tradicional para combatir infecciones leves, debido a su acción frente a distintos tipos de microorganismos.
No menos importante resultan los estudios de laboratorio que confirmaron que algunos de sus compuestos poseen actividad antimicrobiana, lo que respalda su uso como apoyo natural en el manejo de infecciones bacterianas o fúngicas no graves.
Este posible beneficio se relaciona con la acción de compuestos que ayudarían a reducir el daño en los órganos y a mejorar el control de los niveles de azúcar en sangre, lo que contribuiría a prevenir complicaciones asociadas.

El anamú se usa tradicionalmente para aliviar nervios, ansiedad y otros malestares emocionales. Estudios preliminares sugieren que sus compuestos podrían influir positivamente en algunos síntomas relacionados con el sistema nervioso, aunque la evidencia en humanos aún es limitada.
Este posible beneficio estaría relacionado con la interacción de sus componentes naturales con receptores nerviosos, ayudando a equilibrar el estado de ánimo y a reducir la respuesta al estrés.
El anamú contiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antimicrobianas, gracias a la presencia de compuestos como flavonoides, terpenos, saponinas y sulfuros, que participan activamente en sus efectos biológicos. También se le atribuyen acciones antioxidantes y depurativas.
Algunos estudios han observado efectos hipoglucemiantes y un posible efecto protector sobre órganos como los riñones. Estas propiedades se concentran principalmente en las hojas de la planta y se han analizado tanto en infusiones como en extractos orgánicos.

El anamú se comercializa en distintas presentaciones, entre las que se incluyen: Hojas secas: se emplean para preparar infusiones, utilizando entre 10 y 20 gramos por taza de agua; Cápsulas: contienen extracto de anamú y, por lo general, se recomienda una dosis diaria de 1000 mg, dividida en dos tomas de 500 mg; gotas: el extracto líquido puede diluirse en agua, té o jugo, y su dosificación debe ser indicada por un fitoterapeuta, ya que no existen suficientes estudios que determinen con precisión la dosis adecuada.
Antes de consumir hojas o extractos de anamú en cualquier forma, se aconseja consultar con un médico general o fitoterapeuta, para asegurar una dosificación adecuada y segura.

El anamú es principalmente utilizado en la forma de té, y la manera de prepararlo es la siguiente: 2 cucharas (20 g) de hojas secas de anamú; 1 taza de agua. Modo de preparación: Hervir el agua y colocar en una taza. Adicionar las hojas secas de anamú y dejar reposar por cerca de 10 minutos. Colar, dejar enfriar y beber el té de acuerdo con la indicación del terapeuta.
El riesgo de efectos adversos depende de la dosis y del tipo de preparación utilizada, por lo que se desaconseja su uso sin supervisión profesional. Además, no se recomienda durante el embarazo, la lactancia ni en niños, debido a la falta de estudios sobre su seguridad.
El anamú está contraindicada en mujeres embarazadas debido a sus posibles efectos abortivos, así como en niños y mujeres en periodo de lactancia.
También se debe evitar en personas con problemas circulatorios, cardíacos o que tomen anticoagulantes como warfarina, dado que puede aumentar el riesgo de hemorragias.
