Lo más reconfortante que existe, sin lugar a dudas, es ver jugar a los niños. Su gran imaginación transforma la realidad en cualquier ilusión que los haga felices y es entonces cuando surge el milagro de sus sonrisas que deviene felicidad para todos los que los rodean.
El médico, la enfermera, la mamá y el papá, las casitas y los constructores no escapan a la imaginación de los niños que en sus hogares, círculos y escuelas juegan a esos roles mientras se preparan para la vida de adultos.
Un ejemplo a imitar de los niños es su honestidad, bondad, y sinceridad, lo cual merece todo el respeto de los adultos.. Que privilegio tener en la familia pequeños,que nos llenen de alegría, así como sociedades donde ellos fueran la mayoría de los habitantes.
De adultos una travesura de la niñez nos parecería algo censurable, sin embargo,imagínense por un momento que riéramos de forma incontrolable por algo trivial y divertido sin que a nadie le molestara.
Un grupo de seis o siete infantes se reúne en torno una pelota ponchada que para ellos es la más nueva y lustrosa perteneciente al más famoso equipo de futbol. Entre patadas, brincos y carreras surgen los gol y el festejo y bullicio por las victorias.En esos momentos la alegría deviene delirio para ellos.
La palabra niño les identifica y ellos y ellas integran el grupo para jugar en los barrios a las bolas que brillan bajo el sol en competencias interminables que llenan de regocijo sus horas de ocio y que años atrás era exclusivo de los varones.
Caracteriza a los niños la creatividad:Sería interesante escribir historias con las cuestiones que dicen y piensan. Personajes creados por ellos y, nuevas realidades llenas de novedades.
¿Quién de pequeño no hizo figuras sobre todo de animales con las nubes; ese juego nos transportaba al cielo y por unos minutos nos sentíamos dueños del universo? .
Aprender de tantos valores que distinguen a los niños, sería el máximo objetivo al que un adulto pudiera aspirar para alcanzar la felicidad y convertirse en un mejor ser humano..