Lunes, 29 de Mayo de 2023

Un juego muy peligroso

2022-05-27 17:31:14 / web.radiorebelde@icrt.cu / Heydi González Cabrera


Síndrome del Niño Sacudido

Foto: Tomada de Internet

Muy lejos estábamos de imaginar que el juego con un bebé podría devenir daño real definido como síndrome del niño sacudido.

Es común ver a padres que sujetan al niño por el tórax y lo sacuden, manteniendo los brazos en alto. El niño ríe en ese momento, pero es una risa nerviosa. Calcule cómo el cerebro se mueve con el efecto de golpe y contragolpe dentro de la cavidad craneana, sin contar otras lesiones que se pueden producir.

No dudamos, que viejas lesiones detectadas en muchos casos, sean secuelas de este síndrome, porque se sabe que una fuerza violenta, puede producir un hematoma subdural por desgarro de las venas del encéfalo.

Este síndrome recibe varias denominaciones en la terminología médica: “impacto por sacudidas”, “sacudidas violentas'', “látigo”, “la oreja de hojalata” y “niño lanzado bruscamente”. Realmente, consiste en el conjunto de lesiones producidas por la agresión infligida, al ser sacudido o lanzado de forma intencional. Por supuesto, aquí alude también al síndrome “cuando es accidental o no”, que se ve con más frecuencia en niños por debajo de los 3 años, edades con mayor causa de muerte y lesiones encefálicas porque los vasos del encéfalo son más débiles y rompen con facilidad.

En ocasiones, el niño sujeto, es sacudido, lanzado o balanceado, la cabeza describe un arco de movimiento que se detiene al golpear con un objeto, y puede ser en una superficie blanda como un colchón, sofá, o una superficie dura. En el primero de los casos, se produce ruptura de los pequeños vasos entre el cráneo, cerebro y meninges; en el segundo, fracturas conminutas, separación de las suturas craneales, etc.

La cabeza del bebé es grande y pesada en proporción al resto de su cuerpo. Al sacudirlo o lanzarlo, tiende a caer sobre su cabeza. Hay un espacio libre, entre cráneo y cerebro, para permitir el crecimiento y desarrollo. Pero, los músculos y ligamentos del cuello son débiles. Es decir, al sacudir a un pequeñito, el cráneo -frágil y flexible- no está fortalecido para resistir esa fuerza, y la transmite al cerebro, que a su vez, rebota en el cráneo por mecanismo de golpe y contragolpe, provocando contusión, presión, hinchazón y sangrado.

Finalmente, cuando se sospecha de maltrato físico a los niños, los médicos deben insistir en un interrogatorio eficaz a los padres y por separado. La experiencia ha demostrado que en esos tristes casos, el padre llega primero, enumera  todos los datos, mientras que la madre calla, algunas veces por miedo a la agresión posterior del marido.

Quizás, al leer este trabajo, muchos piensen que enfatizamos demasiado en las consecuencias del Síndrome del Niño Sacudido. Pero, por un compromiso elemental con la infancia, debemos reflexionar, que no solo el maltrato, la tortura, y hasta el crimen, han utilizado esa forma de violencia. También, el desconocimiento, y… hasta esa amorosa manera de jugar con nuestros hijos. ¡No lo olviden!

 

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