El odio y el amor “van de la mano” en el cerebro
Lea Aneiro Rodríguez
Periodista de Rebelde
6 de Noviembre de 2008, 11:50
a.m.
LA HABANA, CUBA.- El odio es amor, dice un famoso proverbio. Ten presente y de acuerdo a la experiencia que tan solo se odia lo querido, musicaliza una conocida canción compuesta por el peruano Rafael Otero.
Si antes la asociación del odio y el amor en una misma frase era solo una mera conjetura, alentada por la sabiduría popular, ahora la ciencia ha logrado confirmar con bases biológicas tan controvertida relación.
El por qué, se halla al interior del cerebro humano, donde radican los mecanismos responsables de que experimentemos distintos sentimientos y emociones.
Según ha demostrado una reciente investigación, la primera de su tipo, realizada por científicos de la Universidad de Londres, algunas de las regiones cerebrales que se activan cuando odiamos son las mismas que se estimulan en situaciones amorosas.
No obstante, a pesar de las múltiples experiencias de la vida cotidiana, que nos hacían pensar con certeza que del amor al odio solo mediaba una débil línea, el hallazgo no dejó de asombrar a los científicos, pues como reconoció el principal autor del estudio, el neurobiólogo Semir Zeki: “Estos resultados nos han sorprendido”.
El protagonismo del experimento recayó en diez hombres y siete mujeres con una edad media de 35 años, que dijeron odiar a una ex pareja, a algún compañero de trabajo o a un político. Como voluntarios, estos individuos fueron expuestos a una exposición continua de imágenes de personas conocidas, entre las que ocasionalmente se intercalaban a aquellas que despreciaban, mientras se les practicó un escáner cerebral.
Los resultados mostraron el aumento de la actividad cerebral en un área considerada como el circuito neuronal del odio, el cual es distinto al de otras emociones antes estudiadas, como la ira, el miedo o la agresividad.
Por lo que con una resonancia magnética puede llegar a identificarse, de manera precisa, si una persona experimenta odio hacia otra, e incluso cuantificar objetivamente el estado subjetivo de odio al ser proporcional el nivel de activación neuronal con las sensaciones de odio experimentadas.
Pero hay una diferencia clave. Mientras el amor inhibe gran parte del córtex, donde se procesan las ideas racionales, en el odio no se observa este proceso. Al contrario, hay regiones del córtex que están hiperactivadas, “posiblemente para calcular mejor las acciones destinadas a dañar a la persona que se odia”, afirmó Zeki.
Según difundió la revista científica PLoS One, el odio es un sentimiento complejo que se origina de manera irracional en las mismas áreas donde nace la pasión amorosa, y se procesa de manera racional en otras áreas en las que se planifican las conductas de agresión y se evalúan las reacciones de los demás.
Por el momento, este hallazgo de rotunda conmoción en el ámbito social y científico no pace circunscribirse únicamente a estos sectores, sino que puede llegar a tener implicaciones legales, por ejemplo al evaluar las motivaciones de personas juzgadas por crímenes, como mismo señalaron sus autores. |