Margarita Torres
Periodista de Radio Rebelde
El Gancho
Fotos: Ernesto Fernández
26 de Marzo del 2009, 8:34 a.m.
La Habana, Cuba.- Más de 4 mil bandidos estimulados por el gobierno de Estados Unidos y organizados en casi 300 bandas en los macizos montañosos del país, fueron desarticuladas por la acción de los órganos de la Seguridad del Estado y la colaboración voluntaria de hombres como Gancho, apodado así por el capitán Rogelio Payret, alias Claudio, a cuyas órdenes combatió en el Frente Guerrillero de Pinar del Río, la parte más occidental de Cuba.
“Desde entonces perdí nombre y apellidos”, afirma Rubén Torres Torres, nacido y criado en Cabañas, por aquel entonces perteneciente a Pinar del Río. De gran estatura corporal y simpatía prodigiosa, basta con escucharlo un rato para descubrir su don de gente.
Corría enero de 1961. Se sentía feliz de ser miembro del Ejército Rebelde, además de saberse querido y admirado por la gente de su terruño. “Amigos no me faltaban y novias, mucho menos”, dice con picardía, mientras mira de soslayo a su esposa. Un día que estaba de pase, dos socios de la infancia le proponen organizar un alzamiento contrarrevolucionario en una finca del lomerío de Cabañas.
“Imagínate, me quedé loco con tamaña invitación” afirma Gancho, que ahora se pone serio y echa a volar sus recuerdos.
“Aquello me dio mala espina y haciéndome el sorprendido pero no del todo disgustado con la idea, empecé a seguirles la corriente y a hablar basuras del proceso revolucionario. De vez en cuándo indagaba quién era el cabecilla, y ellos a no responder pero sí a convencerme de que yo era el hombre ideal, pues me conocía la zona y por ser militar podría suministrarles información sobre los movimientos de tropas, pero no soltaban el nombre del jefe, lo más importante para mí”, asegura.
Con el acuerdo de volver a hablar sobre el asunto lo más rápido posible, el joven regresó a su casa muy preocupado, sin saber cómo proceder. Pero cuál no sería su sorpresa a la mañana siguiente cuando alguien toca a la puerta solicitando ver a Gancho. “Soy yo, qué desea”, responde al hombre vestido con uniforme de chofer particular, quien le indica que en el auto detenido cerca, alguien deseaba hablar con él.
La persona no era otra que el abogado Armando Escoto, vecino de La Habana, jefe del complot y dirigente de la organización contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Revolucionaria, el cacareado jefe del cual le hablaron a Gancho sus amigos de otrora.
A pie firme escuchó el plan que el tipejo le confesó tenía previsto, con la bendición del gobierno de Estados Unidos, el cual incluía volar los puentes del río Cuyaguateje, lanzar un buen cargamento de armas, organizar una guerrilla de al menos 120 hombres y dividir la provincia para crear una cabeza de playa con un gobierno provisional que dirigiera desde allí, las acciones previstas en otros lugares del país.
Sin consultar nada con el G-2, Gancho le hizo creer al abogado que aceptaba colaborar con él “y pensando que yo era bobo me dijo cosas que no venían al caso en ese momento, como por ejemplo el nombre de la finca en el macizo montañoso del Escambray, en la región central de Cuba, donde se iba a lanzar armas en un avión que siempre venía los días 3 y 4 de cada mes”.
A la mañana siguiente bien temprano y antes de irse para la unidad militar, Gancho dejaba un extenso y detallado informe en el despacho del entonces jefe de la provincia de Pinar del Río. “Estaba seguro que los libretazos habían llegado a su final”, expresa sonriendo y asegurándome que lo mejor no lo ha dicho todavía.
Días después Rubén Torres Torres es citado para que se presente en una dirección en el municipio capitalino Plaza de la Revolución “y era nada menos que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz deseaba conversar conmigo”, refiere lleno de orgullo el muchacho de 19 años que guarda con celo las atenciones de Celia Sánchez “que me ofreció una taza de chocolate y la invitación para que durmiera hasta tanto Fidel llegara, pero antes me hicieron saber que las armas lanzadas en el Escambray fueran cogidas al igual que la gente involucrada y todo gracias al informe brindado por mí”.
Esa noticia se convertía en uno de los primeros premios recibidos por Gancho, que después de unas horas de sueño fue mandado a llamar por Fidel, quien le solicitó pormenores del plan del abogado y orientó la estrategia a seguir para engañarlo y neutralizar tanto el alzamiento como el lanzamiento de las armas y evitar que los implicados escaparan, en especial Armando Escoto, el abogado.
Cuenta Gancho que el 1 de marzo de 1961, Escoto le comunica que el alzamiento se produciría el 3 y que ese día, a las 11:30 p.m, un avión procedente del exterior sobrevolaría la zona y en la loma La Guanaja lanzaría varios paracaídas con armamento “y agregó que una vez todos en el lugar debían, a esa hora, encender varias linternas y situarlas en forma de T, para orientar a la aeronave”.
Lo que el abogado ignoraba era que el día señalado, pero muchas horas antes de lo previsto, los hombres de la Seguridad del Estado se ubicaban en la zona indicada por Gancho y que éste servía de práctico a las fuerzas de artillería antiaérea que avanzaban por la carretera de Cabañas.
Mucho menos podía imaginar Escoto que el Comandante en Jefe Fidel Castro llegaba al lugar con su fusil FAL para participar en la operación, acompañado del Comandante Ernesto Che Guevara, con su tradicional boina negra y un tabaco entre los dientes.
Recuerda Gancho que “a las 11:30 de la noche se escuchó el ronroneo del avión, que después de perder altura, cabeceó hacia la tierra y descendió mucho más para mostrar su barriga ancha y chata que recibió una cortina de proyectiles”.
Los bultos con las armas fueron dejados caer uno tras otro, mientras la nave herida, a duras penas pudo aterrizar en la isla de Jamaica “y los hombres que habían llegado para alzarse y el abogado Armando Escoto y hasta los implicados en el incendio de la lujosa tienda capitalina llamada La Época que integraban aquel grupo de contrarrevolucionarios, fueron a parar a los tribunales y sancionados”, afirma Gancho, fundador de los órganos de la Seguridad del Estado, que hoy nos ha revelado uno de los pasajes de su vida con motivo del aniversario 50 de la constitución del escudo protector de la Patria. |