Camilo, símbolo de audacia, alegría y bondad
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27 de Octubre del 2009, 4:50 p.m.

Bayamo, Cuba. - El cubano Antonio Fidel (Ñico) Cervantes García recuerda al legendario Comandante Camilo Cienfuegos (1932-1959) como ejemplo del valor, la audacia, la alegría y la bondad de su pueblo.

En una entrevista en su casa de la capital de la provincia de Granma, el veterano combatiente considera lamentable y demasiado temprana la muerte del Señor de la Vanguardia, el 28 de octubre de 1959, cuando desapareció el avión en que viajaba.

Cuenta Ñico que el segundo domingo de mayo de 1958, Día de las Madres, la tropa rebelde acampaba cerca de Cauto Embarcadero, en el actual municipio de Río Cauto, también en Granma, y dos jóvenes solicitaron permiso para saludar a sus progenitoras, a poca distancia de allí.

Camilo los autorizó, agrega, pero antes les preguntó qué llevarían a sus madres, ambos respondieron que besos y abrazos, y el jefe guerrillero entregó a cada uno 20 pesos como obsequio para las “viejas”.

Añade que el héroe aprovechaba las más mínimas condiciones para practicar béisbol, aunque sólo fuera posible lanzarse pelotas él y otro combatiente.

Mensajero del Comandante Cienfuegos entre abril y agosto de 1958, Ñico rememora con admiración la noche en que trató de incendiar, en plena ciudad de Bayamo, la planta eléctrica que abastecía a la fábrica Nestlé, de leche condensada.

Días después, dice, dirigió el intento de liquidar, también en plena urbe, un carro patrullero con su tripulación a bordo.

Al querer retirarse por donde entraron a la ciudad, los guerrilleros se alegraron de que, casualmente, Camilo no le había quitado el seguro a la ametralladora y esto evitó  el tiroteo al patrullero, continúa la entrevistado.
Explica que había puestos enemigos en varios puntos cercanos y, para colmo, encontraron crecido el río Bayamo,  lo cual obligó a los barbudos a volver con sigilo hasta el lugar de la fallida emboscada, para buscar salida por otro sendero.

Ñico Cervantes cuenta que el cuatro de mayo de aquel año, la tropa de Camilo fue rodeada por una fuerza muy superior en hombres y medios, mas el combate duró casi todo el día, hasta que el enemigo se retiró, temeroso de una posible contraofensiva nocturna de los rebeldes.