Al XXIV Coloquio de la Décima y el verso improvisado de la LVIII Jornada Cucalambeana, del internacionalmente conocido El Cornito tunero, asisten 20 ponentes extranjeros y cubanos, en tributo al Aniversario 196 del poeta bucólico más importante del siglo XIX en Cuba, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.

La especialista de la Casa Iberoamericana de la Décima tunera y Coordinadora del Coloquio, Leticia Fernández Sánchez, sostuvo que los temas giran entre la cultura material e inmaterial de las islas Canarias españolas, los 70 años de la controversia del siglo entre Jesús Orta Ruíz, y Ángel Valiente y en torno a la décima escrita y repentizada.
Reverenciando la cultura canaria presentaron el XXIV Coloquio Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, a través de la Danza Isleña de Pozas la maestra espirituana Felicia Vilma Valdivia e hicieron demostraciones coreográficas de su arraigo en más de 90 años de preservación que le llevaron al Premio Memoria Viva del Centro Nacional para el desarrollo de la cultura comunitaria Juan Marinello.


Pues por su aporte y contribución a las tradiciones canarias en Cuba recibió el Reconocimiento de manos del Director de la casa de la Décima tunera Juan Cristóbal Nápoles Fajardo Ramón Batista López y de la Especialista Leticia Fernández Sánchez.
El Catedrático de filología española y profesor emérito de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, Maximiano Trapero, en la memoria de estos talleres hace 30 años aclaró que, la Décima es una estrofa nacida a finales del siglo XVI del ingenio de Vicente Espinel y es la Décima culta que ha perdurado, el mismo verso octosilábico que se ha utilizado en literatura en lengua española, en todo Iberoamérica y en España.

Si bien la décima espineleana se acunó en la campiña insular cubana en el siglo XIX, el llamado de las décimas de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo que está cumpliendo 196 años este martes 1ro de julio trasciende las fronteras nacionales y crece también en el XXIV Coloquio Iberoamericano de la Décima y el Verso improvisado, que reúne amigos, investigadores y cultores de la estrofa hermanadora de poetas de las más diversas latitudes, que en ella encuentran acomodo para cantar al amor.
Pues de todas estas maneras se ha vuelto homenajear al bardo, al poeta bucólico más importante del siglo XIX en Cuba, el mismo cultor que una y otra vez vuelve a cantarle a Rufina, a la Patria, a la naturaleza y a la vida.
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