Tenía 11 años edad cuando ingresé en los Comités de Defensa de la Revolución la más grande de las organizaciones de masas cubana.
Junto a mi familia participé en el multitudinario acto realizado al norte de la terraza del antiguo Palacio Presidencial, en una calurosa noche de septiembre donde quedaron constituidos los Comité de Defensa de la Revolución, CDR.
Ese día miles de personas acudieron para dar la bienvenida al líder de la Revolución y la delegación que participó de forma sobresaliente en el XV Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.

Durante el acto se escuchaban detonaciones de varios petardos y Fidel expresó: Estos ingenuos parece que de verdad se han creído eso de que vienen los marines (Abucheos), y que ya está el café colado aquí.
Al terminarse el acto y regresar a la casa situada en la calle Infanta número 606 realizamos una breve reunión para constituir el CDR “Delfín Sen”. Junto a la euforia de aquellos momentos sentí también el orgullo de pertenecer a una organización que durante años se caracterizó por su combatividad y lealtad a la Revolución.

En aquella concentración, entre vítores y consignas revolucionarias Fidel señalaba:
¡Vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva! (Aplausos) Y vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí (Aplausos).
Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda. Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se va a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana… (Aplausos), para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.

Pasaron 65 años y en múltiples ocasiones Fidel reiteró la lealtad y el espíritu de lucha de los CDR:
(…) “los Comités de Defensa no sólo han cumplido la tarea para las cuales fueron creados, sino que los Comités de Defensa rebasaron el marco de las funciones que en un momento dado inspiraron su creación, puesto que los Comités de Defensa de la Revolución no sólo han defendido a la Revolución con su acción y con su vigilancia, sino que los Comités de Defensa de la Revolución han resultado ser instrumentos también de otra serie de actividades sociales.
Si de vigilancia popular revolucionaria se trata, reducir esta importante misión de los Comités de Defensa de la Revolución a la guardia cederista sería un error, la vigilancia, conforme al lema de la organización: «Con la guardia en alto», debe llevarse a cabo las 24 horas del día, pues los CDR conocen el funcionamiento de la comunidad e identifican quienes son los que de diversas maneras afectan a la población, y con su accionar se suman a los objetivos del enemigo para hacer más difícil la vida de los ciudadanos.
Los Comité de Defensa de la Revolución mantienen la vigencia de los principios revolucionarios por lo que fueron creados un día como hoy 65 años atrás.
