Industriales es, por mucho, el equipo más controvertido, de la pelota cubana desde el debut en 1963, justo 45 años atrás y ¿saben por qué? La respuesta es sencilla: resulta la insignia capitalina.

Cuando ellos llegaron a una final, el ambiente de la postemporada provoca discusiones, de un extremo a otro del país, cualquiera que sea el adversario en línea para discutir el gallardete.

Si no llegan, el panorama es distinto y el hecho de ver apagadas las luces del Coloso de la barriada del Cerro oprime los corazones de sus defensores y detractores.

Lo ocurrido en la pasada campaña tocó fondo, pues una sonada despedida en la ronda de cuartos de final ante Pinar del Río (3-0) constituyó una verdadera hecatombe.

Aquel histórico marcador 24 x 0, perteneciente al primer juego celebrado en el en el parque Capitán San Luis (28 de marzo de 2008), siempre resultará inolvidable, porque fue el preámbulo del naufragio.

Entonces, la nave era comandada por Rey Vicente Anglada, un hombre de sobrada calidad y vergüenza, primero como jugador activo y, luego, desde el puente mando.

Sin embargo, en las competencias deportiva, por regla general, las victorias van a la cuenta de los atletas, pero las derrotas deben pagarla los directores y sus asistentes.

Ahora, tampoco hubo excepciones. Anglada salió, sin glorias y muchas penas, con destino a una misión beisbolera en Panamá Los restantes miembros del colectivo, bien gracias…

Para colmo de males, la indisciplina nubló las posibilidades iniciales, frente aquello de “escoba nueva barre bien”, y dos peloteros de calibre, el jardinero Yasser Gómez y el lanzador Yadel Martí salieron de la nómina.

En realidad, tela sobra para contar, si de los azules capitalinos se trata. Las ausencias podrán sentirlas o no, todo dependerá de la entrega por parte de quienes están obligados a dar lo mejor de sus cualidades físicas y morales dentro y fuera del terreno

Germán Mesa fue un mago guante en mano y eso pocos tal vez lo pongan en dudas, llevar de nuevo a Industriales a la cima es harina de otro costal, ya que necesitará y exigirá firme apoyo.