La Habana, Cuba.- Para muchos la responsabilidad de dirigir pudiera significar asunto de coser y cantar, lo cual queda bien lejos de la realidad, porque aunque  el director tenga a mano todos los elementos necesarios en el ataque, la defensa o el pitcheo, lo más importante resulta poner la maquinaria en pleno funcionamiento.

Durante la pasada contienda, Lescaille, otrora inicialista estelar en los equipos de la provincia, asumió el mando de la nave guantanamera con sobradas intenciones de hacerlo bien e incluso varios seguidores mencionaron la posibilidad de alcanzar la añorada clasificación.

Muy pronto, el terreno impuso leyes y el conjunto representativo del extremo oriental, siquiera consiguió nivelar el balance de ganados y perdidos (44-45), lo que en definitiva los ubicó en el noveno lugar en la tabla final de posiciones.

Tal vez, ni los propios defensores de la causa recuerdan la última vez que clasificaron y me parece oportuno apuntar hacia la campaña de 1998, cuando concluyeron en el cuarto lugar (53-41).

Ahora los muchachos vuelven a la carga y con un año más de experiencia, Agustín Lescaille sabe de sobras las limitantes en todos los órdenes, y la fundamental será la ofensiva, pues acaban de anunciar el retiro del deporte activo, Alexis Laborde y Robelquis Videaux, verdaderos puntales entre los atacantes.

Si alguien lo pone en dudas, aquí brindamos sus números históricos

 
Después de pasar la mirada a la nómina encargada de enfrentar el nuevo reto frente a los colosos en la región oriental, el panorama invita al análisis numérico, ya que en el grupo de los 15 posibles bateadores, el total de jonrones es de 296 y 1472 carreras impulsadas, con especial destaque en la cuenta del jardinero central Giorvis Duvergel (70 y 301). Con esos truenos…

Tampoco la defensa y el pitcheo exhibieron promedios notables en la 47 Serie Nacional, (972, 99 errores en 3 500 lances) y (5.58 carreras limpias permitidas.
Sin embargo, a pesar del elevado promedio de bateo (307, 88 jonrones), el total de carreras anotadas (522) fue inferior a las aceptadas por los monticulistas (537).

Por supuesto, en modo alguno, el comentario pretende sepultar de golpe y porrazo las aspiraciones guantanameras, porque los juegos se ganan en terreno, pero también es válido tomar la arrancada con los pies sobre la tierra.