Apure, tierra de llanuras, tradiciones, historia y encantos

Recorrer más de dos mil kilómetros desde Caracas, la capital venezolana hasta el Estado Apure es una experiencia mágica. No importa el cansancio del trayecto, el calor de esta región llanera, o respirar el aire frío de la noche y de la madrugada caraqueña a la salida o al regreso de este viaje fascinante, hacia el  suroeste del país, en uno de los estados limítrofes con Colombia. 

Realizar el trayecto hacia Apure y hacia la frontera nos trae al encuentro con el lugar que inspiró a Rómulo Gallegos para escribir su obra cumbre “Doña Bárbara”; la devoradora de hombres, es releer los enfrentamientos de la cacica del Arauca con Santos Luzardo y con la joven Marisela hasta bendecir el triunfo del amor; o ver esos llanos con una vegetación hermosa que se alternan con regiones selváticas, o espejos de agua con pequeños cocodrilos, o divisar  culebras o serpientes en la misma carretera, o admirar el chigüire, animal característico de la región, disfrutar las márgenes del caudaloso Río Apure, o encontrar a un puro vaquero  como dicen por acá, con sus reses, pues la ganadería es una de las actividades económicas más significativas del territorio, devenido importante centro de producción agropecuaria.

Está ubicado al suroeste del país, en la región de Los Llanos, limitando al norte con Táchira, Barinas y Guárico, al este con Bolívar, al sureste con Amazonas y al sur con Colombia. Con 76 500 km² es el tercer estado más extenso y el quinto menos poblado de la nación.

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Su capital es San Fernando de Apure, en la época colonial fue parte de la Provincia de Mérida del Espíritu Santo de la Grita. Cuando se le anexó Maracaibo, se llamó Provincia de Maracaibo. En 1856 fue erigida como provincia, y en 1864 se le da el rango de Estado.

El origen de su denominación no ha sido aceptado con unanimidad: ciertas fuentes señalan como inspiración a un arbusto llamado apure; otras, a un antiguo cacique aborigen conocido como Apur. Sin embargo, la obra de Fray Jacinto de Carvajal, escrita en 1648, hace referencia al descubrimiento del río Apure y este nombre ya era conocido entre los españoles desde la primera mitad del siglo XVI.  

El cronista de San Fernando, Argenis Méndez Echenique, reseña que el nombre Apure deriva de una voz indígena que significa La tierra de más lejos que más nunca.

Sin embargo, es mucho más, sus habitantes hablan con orgullo de su sentido de identidad y amor al lugar donde nacieron.

Con una franqueza y brillo en sus miradas, todos los entrevistados por nuestro equipo de prensa mencionaron la nobleza de su gente, las tradiciones, la música llanera, el joropo venezolano, las comidas típicas, como las cachapas o la carne asada, sus carnavales, y los parajes que son visitados y admirados por los turistas como los Médanos de Capanaparo, la Macanilla, el sector Las Cabañitas, entre otros parques nacionales y lugares encantadores.

También refieren la historia, por eso no falta una estatua erigida al General del Ejército Libertador José Antonio Páez, una de las más emblemáticas de la ciudad, como la que perpetúa la memoria de Pedro Camejo, más conocido como Negro Primero, quien fuera esclavo, y posteriormente teniente del Ejército Libertador, a las órdenes de Páez, muy admirado por Simón Bolívar, y muerto en la batalla de Carabobo.

Lo cierto es que los apureños viven orgullosos de su tierra y de estas llanuras llenas de esplendor.

Hay una frase que caracteriza al territorio: Apure, grande, próspero y productivo. Hasta allí llegamos para descubrir las bellezas de esta tierra y de su gente, escuchar la contagiosa música llanera, y también para conocer a hombres y mujeres de las brigadas médicas cubanas que en lugares muy alejados, en zonas de difícil acceso, incluso en la frontera colombiana, en la ciudad de Guasdualito han llevado su amor y brindan sus servicios a un pueblo agradecido.

Así, en las llanuras venezolanas, viajamos al pasado y al futuro, al encuentro de hermosas historias, de ríos caudalosos, de la lectura inolvidable de la inmortal Doña Bárbara, un viaje mágico para conocer gente buena y sencilla y profesionales cubanos que con su amor  curan, enlazan cultura, tradiciones, y luchan por el bienestar y la felicidad de este pueblo.

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