Celia, guerrillera en la Sierra Maestra

Celia, guerrillera en la Sierra Maestra

En una ocasión el líder histórico de la Revolución Fidel Castro llamó a la revolucionaria Celia Sánchez Manduley: “la flor más autóctona de la Revolución, definición exacta para quien fuera una mujer de excepcionales condiciones”.

Nació Celia en Media Luna, Manzanillo, en 1920. Fue fundadora y dirigente del «Movimiento 26 de julio» en el territorio oriental, creando previamente las condiciones necesarias para el desembarco del yate Granma en las costas cubanas.

Comenzó la enseñanza primaria a los 7 años en una pequeña escuela privada donde enseñaban básicamente lenguaje y aritmética. Estudió en ese centro hasta que se mudó para Manzanillo, donde ingresó en cuarto grado en la escuela pública de Pueblo Nuevo.

A Celia siempre la rodeo un contexto de dicha infantil, en el que tuvo extraordinaria importancia la formación familiar que recibió de sus padres, libre de dogmatismo religioso o de cualquier otra índole de convencionalismos y prejuicios, en la que tuvieron mucho que ver tanto la personalidad del padre, hombre de ideas liberales avanzadas, como el carácter de la madre, alegre y cordial. Ambos poseían, además, los preciados dones de la indulgencia y la bondad, afirman fuentes consultadas.

Su padre fue médico y desde pequeña estuvo influenciada por su pensamiento martiano. En 1953, al cumplirse el centenario del nacimiento del Apóstol,  subieron hasta lo más alto del Turquino para colocar un busto del Maestro creado por la escultora Jilma Madera.

En 1955 viajó a México donde funda el Movimiento 26 de Julio. Fue de las primeras mujeres en empuñar las armas durante la Revolución. El 19 de marzo de 1957 sube a la Sierra Maestra y se incorpora como combatiente al Ejército Rebelde. Fue la principal promotora de la creación del pelotón femenino Mariana Grajales.

Cuando tomó el camino de las montañas se convirtió en un miembro efectivo del Ejército Rebelde. Desde entonces y hasta su muerte, fue la insuperable auxiliar del Comandante en jefe Fidel Castro.

Con increíble audacia revolucionaria, que rayaba en lo temerario, aprovechando el conocimiento de la zona, el prestigio suyo y de su familia, y la simpatía personal que siempre irradió, —bajo el seudónimo de «Aly», primero, y «Norma», después—, ejecutó un formidable trabajo de organización.

Al innato patriotismo del ilustre doctor Sánchez, devoto de la verdad histórica, debió la joven sus primeros acercamientos a la obra martiana, a la justicia social, a Fidel y a la lucha insurreccional.

Su madre murió cuando ella era joven. Con su padre, Manuel Sánchez Silveira, médico rural, hombre culto y comprometido con el Partido Ortodoxo liberal tuvo su primer acercamiento a la política.

Cuando tomó el camino de las montañas se convirtió en un miembro efectivo del Ejército Rebelde. Desde entonces y hasta su muerte, fue la insuperable auxiliar del Comandante en jefe Fidel Castro.

No es posible hablar de la Revolución, sin mencionar el nombre de quien se destacó en el movimiento clandestino de la provincia del oriente del país, por su historia llena de hazañas.

Integró el Movimiento 26 de Julio durante la Guerra de Liberación Nacional de Cuba (1956-1958), desde donde organizó por orientaciones de Frank País la red clandestina de campesinos que fue vital para la supervivencia de la guerrilla dirigida por Fidel que desembarcó por el sur de Oriente el 2 de diciembre de 1956, y que se convertiría posteriormente en el Ejército Rebelde.

La caracterizaron su lealtad  a Fidel, la modestia, infinito humanismo y amor por la Revolución. No hubo problema por resolver, en los que pudiera intervenir, que no lo hiciera con modestia, decisión y también con ferviente pasión. Un lugar privilegiado en el corazón de su pueblo ocupa la combatiente revolucionaria, Celia Sánchéz  Manduley.

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