¿Conocemos bien la historia local?

¿Conocemos bien la historia local?

De una u otra forma, hay ya bastante conciencia sobre la necesidad del conocimiento de nuestra historia como una garantía para el presente y el futuro de nuestro desarrollo político y social. Otro asunto es que ese convencimiento se convierta en un dominio profundo, objetivo y abarcador de nuestro devenir histórico.

Tal vez una de las aristas donde más nos queda por avanzar en este propósito sea en la investigación y dominio de la historia de cada localidad, precisamente allí donde se vive, palpa y da continuidad a la cultura, las tradiciones y los valores colectivos que pasan de generación en generación, o tristemente, se pierden.

Con frecuencia dominamos mejor los pasajes de la historia que tienen un impacto nacional, que los detalles más cercanos sobre los orígenes, evolución y principales hitos de nuestro municipio o poblado, comenta el periodista Francisco Rodríguez Cruz.

Hay que reconocer que en los últimos tiempos desde la escuela primaria y secundaria existe un empeño por conseguir este acercamiento a la historia local desde las edades más tempranas. Quienes hemos tenido hijas e hijos en estas enseñanzas, sabemos de las tareas y trabajos independientes que sobre este tema se piden y evalúan.

Sin embargo, no siempre hay en la localidad, en los niveles de un gobierno municipal o un consejo popular, personas e instituciones a dónde acudir para hallar ese conocimiento elemental.

Muchos poblados con larga tradición mantienen de una u otra manera, mediante activismo y una destacada labor voluntaria muchas veces, la figura del historiador o historiadora de la localidad. Pero no siempre existe esa persona sensible y preparada para asumir esta bella tarea de enriquecimiento cultural y difusión de la historia en la comunidad.

Propiciar este tipo de acercamiento y preparación en cada municipio, poblado y hasta en algunos barrios con una trayectoria muy significativa, debería ser una función de los gobiernos locales, y contar con mayor respaldo institucional y estímulo para las personas que asumen esta responsabilidad.

Porque muchas veces la mejor manera de entender el desenvolvimiento de la historia a escala nacional pasa por esta primera sensibilización y búsqueda de lo que tenemos más próximo a nuestra experiencia vital.

No deberían existir acontecimientos históricos de distintas categorías, por supuesto. La historia no es más o menos importante en un lugar que en otro. Todo jalón del devenir humano, por modesto y humilde que parezca, contribuyó, y todavía lo hace, a la formación de nuestra nacionalidad.

De modo que la llamada historia local tiene que superar como primer problema ese prejuicio todavía existente de que su importancia es menor, o resulta de una inferior valía.

Acercarnos a lo que sucedió en nuestro entorno, entender su dinámica económica y social, nos hace además mejores y más capaces para el ejercicio de nuestra ciudadanía, pues nos brinda herramientas para preservar y defender la obra de las generaciones que nos antecedieron, y nos permite trasmitirles a la juventud esa rica herencia de valores sobre las cuales tenemos que afincarnos para hacer de cada localidad, de acuerdo con su historia y tradiciones, un mejor lugar para vivir.

(Fuente: Haciendo Radio)

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