Doctora Arlene Salas, cumplir con Chávez y con Fidel

La Doctora Arlene Salas Mainegra todavía recuerda con nostalgias y sentimientos encontrados aquel año 2003, cuando muy joven se convirtió en iniciadora de un proyecto que marcó para siempre su vida.

La actual asesora del Grupo Nacional de Docencia, Máster en Educación Médica Superior, es fundadora de la Misión Médica Cubana en Venezuela. Ella jamás imaginó que se dedicaría en cuerpo y alma a la formación de nuevas generaciones de profesionales de la salud. Todavía conserva nítidas las imágenes de aquel momento en que el Comandante en Jefe Fidel Castro los despedía y les asignaba nuevas tareas.

“Lo más impactante para mí fue la despedida que nos hizo nuestro líder, fue en el Palacio Presidencial, entonces nos dio la tarea de superarnos y nos pidió que la docencia tenía que ser una prioridad en Venezuela  para salvaguardar el futuro”, recuerda.

Y así venció sus propios miedos para cumplir la tarea encomendada, se enfrentó a una nueva cultura, a otra idiosincrasia, incluso vivió los temores de actos violentos o atracos, tan comunes en aquel tiempo, también se acostumbró a vivir en casas de venezolanos que los acogieron entonces como a sus propios hijos. Cada obstáculo, cada reto, pudo vencerlo porque había una convicción profunda y un compromiso mayor.

Sobre sus inicios rememora: ““Llegué a Venezuela en el 2003, fui ubicada en el Estado Sucre, municipio Carúpano, donde estuve tres años de misión, fui Coordinadora Docente, y aunque no tenía experiencia previa como profesora, en Cuba había terminado la Maestría en Salud Pública, y eso me facilitó poder dirigir el proceso docente en esa región”.

A propósito, asevera que “fue una experiencia bonita, los trece especialistas empezamos a superarnos mediante Maestrías, después llegaron residentes cubanos en las especialidades de Medicina General Integral (MGI), y trabajamos con ellos, del 2004-2005 nos asignaron la tarea de formar estudiantes venezolanos de Ciencias Médicas en Venezuela, también captamos jóvenes en las capas más humildes, interesados en estudiar la carrera,  todo esto nos obligó a prepararnos más para dar clases de mayor calidad, aprendimos cómo se imparte una conferencia, una clase práctica, un terreno en la consulta, fue extraordinario ser parte de esta historia”.

La Doctora Arlene habla con orgullo de cómo crecieron profesionalmente, y de la ayuda que ofrecieron para el nacimiento de otras Misiones en la nación hermana, la educativa, deportiva, cultural, pero sobre todo, siente la satisfacción de ver a un pueblo que siguió elevando su estatura.

“Todo esto abrió el camino no sólo para nosotros, porque era una tarea de Fidel que nos pidió estudiar y actualizarnos, y Chávez apoya con entusiasmo la idea, así comienza la carrera de Ciencias Médicas con nuestro respaldo, hoy tenemos un alto número de egresados en este país, incluso se abrieron otras carreras de estas ramas, siempre desde el Programa Barrio Adentro, (Barrio Adentro I con los médicos de comunidad, luego Barrio Adentro II, cuando se afianzan las relaciones con otras instituciones como Centros de Diagnóstico Integral, Hospitales, etc) todo lo cual era importante para la continuidad de estas especialidades en Venezuela y formar otros profesionales de estas ciencias, como garantía del futuro”, comenta.

La asesora del Grupo Metodológico de la Misión siente que estos años han sido un sacerdocio, bajo el precepto martiano de que educar es una obra de infinito amor.

“Ha sido una experiencia bonita pararme en un aula frente a un estudiante, me obligó a prepararme mejor, y profundicé en contenidos que me dieron un espectro más amplio de las ciencias médicas, también valoro mucho la entrega de los estudiantes, esos venezolanos humildes que accedieron a la oportunidad de cursar  una carrera universitaria, eso les daba fuerzas para vencer cada nuevo reto, también nos inspiraban las orientaciones de Fidel, él nos pidió que hiciéramos Maestrías, y lo cumplí, hice mi Maestría en Educación Médica Superior en Venezuela, que sirvió para mi superación profesional, y ahora continúo haciendo el Doctorado con mi experiencia de más de 20 años en la misión y en Cuba”, nos dice.

Sobre lo que significó para ella convertirse en docente, es rotunda cuando afirma “me enamoré de la educación, de la formación de nuevas generaciones, la docencia me gustó y la continué en Cuba, en nuestro país he trabajado en este tipo de enseñanza, ahora estoy en el Instituto Victoria de Girón de la Habana, y el antecedente de esta trayectoria fueron mis misiones en Venezuela, aquí aprendí que ser profesor tiene mucho de arte, ahora regreso aquí como asesora docente de esta Misión y me siento muy satisfecha”, nos confiesa.

La Misión Médica Cubana en Venezuela inició el 16 de abril del 2003, en los cerros de Caracas. Luego nacieron otros programas como la Operación Milagro; Barrio Adentro I, con los consultorios médicos populares, y Barrio Adentro II, con Centros Médicos de Diagnóstico Integral, Salas de Rehabilitación y Centros de Alta Tecnología. Desde entonces suman más de 160 mil los colaboradores de la Salud que han acompañado al pueblo venezolano en todos los rincones del país.

Esta doctora y profesora siente que esas páginas ya están inscritas para siempre en la vida de su familia internacionalista que jamás olvidará porque “fue una experiencia grande, tuve muy cerca a Fidel, conocí a Chávez, y para mi ellos representan dos ideales que marcaron mi vida personal, familiar y profesional, mi padre estuvo aquí también en esta nación hermana, fue mi guía, era docente y ha sido una experiencia linda, Venezuela me abrió las puertas a la educación, y es a lo que me dedico desde entonces”.

Arlene recuerda que comenzó en el mes de octubre del 2003; posteriormente, en el 2004, su hermana se incorporó a la misión al Estado Bolívar como epidemióloga, también entre el 2003-2004 su padre formó parte del Grupo Nacional para organizar la carrera de Medicina en tierra bolivariana, mientras tanto su madre, parte imprescindible y alma del núcleo familiar, permanecía en Cuba  cuidando al nieto, para que cada cual cumpliera exitosamente la tarea encomendada.

Claro que no todo ha sido fácil en el curso de estos años, pero la satisfacción del deber cumplido y los rostros de agradecimiento y amor son la mayor recompensa.

“Lo más difícil, estar sola en un país extranjero, viviendo con un nacional que no conocía en una casa ajena, entonces la situación no era la actual, todo era más complejo, había atracos, se escuchaban tiros, fue difícil”.

Sin embargo, reconoce que “también fue muy bonito, tuve maravillosos amigos venezolanos que nos acompañaron como parte de la familia, que nos hicieron llevar hacia adelante las misiones, recuerdo a la señora María que nos mimaba con tanto cariño, su hogar fue mi  segunda casa en la que me quedé hasta el final de la misión, un lindo recuerdo, es lo que me llevo de Venezuela”, afirma muy emocionada.

La Doctora Arlene, especialista en primer y segundo grado de Medicina General Integral ha estado tres veces en Venezuela, un país que ama entrañablemente. Primero, en el 2003, fue asignada al Estado Sucre, luego fue asesora docente en el Delta Amacuro, y ahora regresó, siempre en su función de pedagoga, al Estado Trujillo, hasta que le solicitaron sus servicios como asesora nacional, tarea que cumple actualmente.

Asimismo, se considera testigo de las diversas etapas que ha vivido la patria de Bolívar y Chávez “porque he estado en tres momentos de la vida de Venezuela, primero vi una Venezuela que no era culta, a cuya población hubo que enseñarle conocimientos, a prepararse para echar hacia adelante su país; luego en el 2015.

“Llegué a una Venezuela con un escenario económico y social muy crítico, una situación política dura, complicada, no había gasolina, escaseaba la comida, y ahora percibo una Venezuela estable, con una situación económica compleja, pero que no es comparable a lo acontecido en el 2015; sin dudas, ha sido una nueva experiencia en cada misión, a veces esto nos hace crecernos y nos hace prepararnos para enfrentar nuevas tareas en nuestro país con una visión más amplia del mundo y de Nuestra América en particular”.

Finalmente nos asegura: “Y en estas circunstancias uno se crece, a veces uno piensa que no tiene conocimientos suficientes para dirigir o enfrentar cualquier situación, pero nos damos cuenta de  que nuestro país nos prepara con mucha eficiencia para eso, somos profesionales altamente capacitados.

“También la formación que recibes de a familia es decisiva, a veces en un momento de nostalgia o muy duro, uno se pregunta ¿quién me habrá mandado a aceptar esta tarea y venir para acá?, pero de inmediato te das cuenta que es necesario que estemos aquí, que hay mucha dosis de amor en una misión, que estamos dando nuestros corazones a la humanidad, y mucho más, que no podíamos fallar al compromiso con Fidel y con Chávez”.

Detalles en la propuesta radial.

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