Esperanza y el sueño de ser útil

🎧 Esperanza y el sueño de ser útil

Aquello de que “la cabra siempre tira para el monte” se cumple a rajatabla con Esperanza Villalón Acuña. La experimentada fisiatra santiaguera, ya con 4 misiones internacionalistas en Venezuela, brinda ahora salud al pueblo de La Guaira, un estado que, entre las montañas y el mar, le recuerda a su indómito Santiago.

Desde el Centro de Diagnóstico Integral «José Antonio Páez», Esperanza rememora aquel tiempo de fundar en que, con 32 años, llegó a la Patria de Bolívar a cumplir los sueños de Fidel y Chávez.

«Cuando llegamos a Venezuela, la población nos recibió muy bien. Fueron los más humildes los que nos acogieron en sus casas, porque no existían todavía los consultorios de Barrio Adentro. Nos mostraron aspectos de su cultura, su religión, sus costumbres».

Según nos cuenta, Esperanza comenzó su primera misión como médico en la comunidad de Canoabo, en el estado Carabobo. «Nunca sentí miedo. Es algo nuevo a lo que debes enfrentarte, y vine siendo muy joven. Pero sentía que con amor y dedicación, todo lo íbamos a lograr… y así fue».

De Carabobo, estado en el que repartió salud durante 3 misiones y 14 años, la doctora Esperanza guarda bellos recuerdos. Otros, como el que ahora viene a su mente, resaltan la humanidad de la tarea que los médicos cubanos cumplen en Venezuela.

Había una caravana de un partido de oposición y una muchacha nos gritó cosas feas. Nosotros solo la miramos y la caravana se alejó. Horas después, sentimos gritos de auxilio: era un niño que se había atragantado con un caramelo. Enseguida lo atendimos, recuperó sus signos vitales y cuando nos fijamos, su mamá era la chica de la caravana. Nos pidió disculpas y prometió que no se manifestaría más en contra de los médicos cubanos. Desde entonces, fue nuestra mejor colaboradora en ese lugar.

A pesar de las distancias y las ausencias, Esperanza siempre regresa a Venezuela. Con lágrimas que nacen en la añoranza, a la fisiatra santiaguera le brota también el orgullo de salvar vidas y brindar bienestar a un pueblo que siente como suyo.

«Siento que el pueblo me necesita y yo puedo darle un poco más. Por eso regreso, a pesar de haber dejado a mi hija con 2 años para mi primera misión. Gracias a mi familia por cuidarla desde entonces. Aquí he crecido mucho como profesional y como persona. Venezuela me completó como ser humano. Soy otra, y no aquella jovencita que vino en el 2003».

Entre las montañas y el mar del norte venezolano, la fisiatra cubana Esperanza Villalón Acuña siente cerca a su indómito Santiago. Tras 4 misiones internacionalistas y como fundadora de la colaboración médica en Venezuela, también alberga el orgullo de una familia que crece en la Patria de Bolívar, cumpliendo los sueños de Fidel y Chávez.

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