Los caminos de Cuba: República «con todos y para el bien de todos» (61)

La historia de Cuba enseña que la condición de mono-productora, mono-exportadora y multi-importadora que adquirió en los inicios del siglo XX reforzó los rasgos de país subdesarrollado y como es de suponer, esto determinó la deformación de su economía y por lo tanto impidió su crecimiento armónico.

Todo esto conduce a pensar que la República constituida en 1902 no se correspondió con las expectativas populares, no se logró realizar la revolución.

Los poderes establecidos actuaron dentro de los marcos de la dependencia hacia los Estados Unidos, por lo que no se diseñaron políticas nacionales para solucionar los problemas del país.

La política se convirtió en una forma de ascenso social, de enriquecimiento a partir de la corrupción y los negocios sucios hechos desde las posiciones de gobierno.

Los problemas sociales acumulados no tenían solución real en las políticas gubernamentales y no se planteaban vías económicas de desarrollo para el país, por el contrario, se profundizaba la dependencia.

Todo esto fue gestando en el pueblo cubano un sentimiento de frustración que se expresó en la narrativa, la poesía, la caricatura y otras maneras de expresión que reflejaron los sueños frustrados.

En tales condiciones, cuando la República y su funcionamiento no respondían a las expectativas del pueblo, José Martí emergió como símbolo de lo mejor de lo cubano con sus aspiraciones de una República “con todos, y para el bien de todos”.

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