Los compromisos de Ana Cristina con Fidel

¿Qué cree usted que diría Fidel si ahora mismo usted se parara frente a él y le contara de los compromisos que ha establecido con él durante toda la vidaI?.

La pregunta emociona a la Doctora Ana Cristina Acosta Cuéllar, Presidenta de la Comisión Disciplinaria Nacional en la Misión Médica Cubana en Venezuela, quien asegura que desde pequeña hizo compromisos con el líder para crecerse como ser humano. La respuesta es rotunda.

“Conociendo cómo pensaba y actuaba el Comandante, me diría que todavía no he cumplido, me pediría más, porque nunca se conformaba con lo que se hacía, y eso está bien, porque él mismo nos enseñó que ninguna obra termina, el compromiso ahora mismo es continuar, formar a las nuevas generaciones de médicos, trabajar en un momento y escenarios diferentes, pero sin cambiar las esencias, con el objetivo de defender las conquistas de la Revolución, yo cumplí con mis compromisos, pero ahora el gran reto es continuar su legado”.

Esta profesional camagüeyana, graduada en la década de los 80’s del pasado siglo como Médico General Integral, ha cumplido disímiles tareas en su vida, porque ha sido hija de su tiempo y de la generación de Fidel. Con el Comandante, desde muy niña se propuso grandes metas que le han marcado la ruta de su vida, desde aquel momento en que lo vio por primera vez en tierras agramontinas.

“El primer encuentro que recuerdo ante él fue cuando yo tenía diez años, Fidel fue con Omar Torrijos a visitar la ciudad de Camagüey, hicieron el recorrido desde el Aeropuerto Internacional “Ignacio Agramonte” por las arterias más céntricas.

“Yo vivo en un Reparto llamado Los Ángeles en la ciudad de Camagüey, frente al Reparto la Guernica a una cuadra de la Avenida Finlay, recuerdo que todo el pueblo corrió para ver a Fidel, iba en un jeep descapotable con Torrijos, me llamó la atención el color de Fidel, su piel rosada, con una barba muy negra y Torrijos con su sombrero que lo caracterizaba, también muy blanco, ese día hice el primer compromiso con el Comandante.

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Yo era inquieta, me regañaban en la escuela y cuando la comitiva pasó, yo prometí que iba a ser una niña más obediente y que le iba a hacer caso a mi mamá, cuando uno tiene la dicha de estar cerca de Fidel, no puedes describir tantos sentimientos, te hacia vibrar, él está vivo en las personas que lo siguen, lo aman, que continúan su legado, y ese primer compromiso lo cumplí, desde entonces fui obediente y disciplinada”.

Pasaron los años, y como estudiante de Ciencias Médicas, en su natal Camagüey, Ana Cristina se integró al Segundo Contingente Carlos J. Finlay.  Allí hizo nuevos compromisos en inolvidables encuentros con el gigante.

“Él había hecho intervenciones con un llamado a las dos batallas grandes, la Educación y la Salud y convocó a formar dos Contingentes, el Pedagógico Manuel Ascunce y el de Ciencias Medicas y yo decidí que iba a formar parte del Contingente Carlos J. Finlay, mi madre es médico y la tomó de sorpresa mi decisión, porque yo nunca había dicho que iba a ser médico”, recuerda.

Y nos cuenta que en 1988, el líder de la Revolución se reunió con los estudiantes en la Universidad de Ciencias Médicas (ella se graduó en el 89), y aquel suceso se mantiene en su memoria nítido: “el intercambio fue en la Escalinata del comedor de la Universidad, él tenía la virtud de ponerse a la altura de uno, aunque nos poníamos nerviosos, porque te hacía preguntas de cualquier tema, dialogamos mucho y nos habló de la prevención y en ese momento tomé la decisión de hacerme especialista en Medicina General Integral”.

Ya recién graduada y prestando sus servicios como Subdirectora Docente del Policlinico Dr Carlos J. Finlay, de la ciudad de Camagüey, participó en Congresos de Salud, donde la vida volvió a darle la oportunidad de estar cerca del Comandante.

“Recién graduada fui al Congreso, estuve cerca de Fidel, me senté en las primeras filas y fue emotivo, se abordaron problemas del mundo, la salud, y eso me marcó mucho, hice otros compromisos conmigo, hacer una especialidad, proyectarme, educar, formar los demás, en ese evento, él nos instaba a que ayudáramos a los nuevos médicos que tenían que aprender.

“Empecé a impartir Docencia a los estudiantes de Medicina, me hice especialista, hice categorías docentes, pasé a ser Metodóloga de la carrera, luego Subdirectora Docente de un policlínico, y en los otros Congresos siempre me enfoqué en mi superación, alcancé grados científicos, hice la Maestría en Medicina Natural y Tradicional”.

Debido a problemas de salud de su madre y sus hijos, el único compromiso que no había cumplido esta mujer cubanísima, era la de ser médico internacionalista.

“Me sentía mal porque no había cumplido ese compromiso, recuerdo que cuando pasó el féretro con las cenizas de Fidel por Camagüey yo dije voy a cumplir el compromiso de saldar la deuda con la humanidad. El 5 de enero 2019 llegué a este país a cumplir los sueños solidarios de Fidel, integré el grupo de Pregrado de la Dirección Nacional de Docencia.

“Para formar el relevo, en la Universidad Hugo Chávez, en la asesoría de la especialidad sociomédica, participé en la elaboración de programas y confección de exámenes. Luego pasé a la Comisión Disciplinaria Nacional, primero como vocal, secretaria y hace un tiempo, más de dos años, como Presidenta, ayudando en la prevención de los hechos que puedan ser constitutivos de indisciplina, educando a las nuevas generaciones, guiándolos por los principios de nuestro Comandante”, puntualiza.

La Doctora Ana Cristina tiene razones para sentirse orgullosa.

“Había hecho un compromiso y mientras no se cumple, uno  está en deuda, ese me faltaba, lo logré, dando le mejor de mí, yo me había comprometido a saldar mi deuda con la humanidad y quería hacerlo en la República  Bolivariana de Venezuela, cuando me bajé del avión dije estoy cumpliendo con mi Comandante”.

Hoy la Doctora Ana Cristina regresa a los recuerdos de aquella niña de diez años que estableció el primero de sus tantos  compromisos con Fidel, y que hoy agradece ser parte de la generación que creció bajo la aureola de un Comandante.

“Gracias a la vida por haber vivido ese momento histórico, por haber crecido en la Revolución, por haber tenido a Fidel como  guía y gracias a él y a la educación de mis padres, me convertí en una persona más disciplinada y con proyectos de vida. Fidel es mi ídolo, doy  gracias a la vida por haber vivido ese momento histórico, por haber estado junto a él y continuar su legado”.

Con esa certeza la Doctora Ana Cristina Acosta Cuéllar hoy en Venezuela ha saldado sus compromisos y transita tras las huellas de un Comandante inmortal.

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