Los médicos del alma

La labor de los trabajadores sociales en Cuba no ha dejado de tener un papel clave en cualquiera de las circunstancias.

Un gran esfuerzo realiza el país en distintos programas sociales, con un presupuesto que sobrepasada los 6 mil millones de pesos para la atención social algo prácticamente inimaginable en naciones en desarrollo, y mucho menos con la particularidad de Cuba, nación bloqueada por la mayor potencia del planeta, con las dificultades y carencias que ello supone.

Viéndolo estratégicamente, los trabajadores sociales son el eslabón más directo entre la implementación de los programas sociales aprobados por el país y las familias, la comunidad, los consejos populares.

Y lo decimos porque en medio de tantas dificultades y un escenario tan adverso internacionalmente, los trabajadores sociales que hoy no sobrepasan los 7 mil en el país, desarrollan e implementan programas vinculados a incorporar al estudio o al trabajo a personas de familias que viven en condiciones de vulnerabilidad, con el enfoque de que sean las propias personas quienes se conviertan en protagonistas de su propia transformación.

Por otro lado, también se impulsa la atención a las madres con tres o más hijos, para contribuir a que salgan de su vulnerabilidad y que ellas mismas puedan aportar a la sociedad y su propia ayuda económica después incorporándose al trabajo.

Más de mil barrios igualmente transitan por diferentes transformaciones sociales. Son los que están en más condiciones de vulnerabilidad. Resulta también parte de la labor que realiza el país desde la implementación de distintos programas que tributan a un mejoramiento de la calidad de vida de las personas.

En ese contexto, se suma la entrega de recursos a los afectados por fenómenos naturales, en este caso el paso de tormentas tropicales por algún sitio de nuestro territorio.

En todo esto los trabajadores sociales desempeñan un papel preponderante, en el orden de atención sicológica, apoyo, identificación de los problemas de la comunidad, la atención personalizada.

Lamentablemente no siempre se trasmite o se conocen adecuadamente la existencia de estos programas sociales que se deben implementar en los municipios, a nivel territorial, donde hay presupuestos aprobados para respaldar estas acciones.

He ahí entonces donde los trabajadores sociales, llamados en su momento por Fidel como ¨los médicos del alma¨, deberán desempeñar su papel. La estrategia a mediano plazo es continuar creciendo en el número de profesionales de este tipo hasta la cifra de 17 mil, que permitirá la atención de unas 120 familias por cada trabajador social y propiciará que llegue su impacto hasta la última cuadra.

Ellos son un eslabón invisible pero visible, y cada familia que sale de su vulnerabilidad también implica un esfuerzo y entrega constante del trabajador social donde la sensibilidad es lo primero para multiplicar alegrías al resto de la comunidad. 

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