? Misión Milagro, directo al corazón de Lara

Lo que entra por los ojos va directo al corazón. Tal vez por ello y por la Misión Milagro, que ha devuelto la vista a miles de venezolanos, Cuba se haya ganado, para siempre, el amor de Venezuela.

En el estado Lara, el Centro Oftalmológico “Daniel Camejo Acosta” alimenta ese compromiso con el diagnóstico, intervención y seguimiento de este tipo de patologías. Para lograr su objetivo, 16 oftalmólogos cubanos conforman una red estadual que capta a los futuros beneficiarios de los “milagros” que ocurren en esa institución de Barquisimeto, que dirige la doctora Yariselis Oliva Aguilera.

Tenemos especialistas en todo el estado, que se ocupan de la captación de pacientes de cataratas, pterigión, glaucoma y otras patologías. En el Centro hacemos todo el trabajo preoperatorio, las cirugías y el seguimiento postquirúrgico.

Tras la pausa impuesta por la pandemia de Covid-19, la Misión Milagro vuelve por sus fueros en Lara. Si bien pudo ser mejor, el 2022 terminará como un buen período para la iniciativa, que lleva 14 años trayendo luz a los ojos de Venezuela.

Este año, a pesar de algunas dificultades de infraestructura, hemos conseguido un alto número de cirugías: unas 1 450 hasta el momento. El propósito es cumplir las metas que tenemos para el 2022, para seguir ayudando al pueblo venezolano.

El esfuerzo de todos hace la diferencia para que la Misión Milagro marche sin tropiezos en Lara. Sin embargo, son las historias y las satisfacciones personales, como las de Yariselis Oliva, las que alimentan la leyenda de la Medicina Cubana en estas tierras.

Fue una niña de 12 años, con estrabismo, la que más me ha marcado. Ella llegó a la consulta sin esperanzas de resolver su problema y cuando le dije que, por la Misión Médica Cubana, seríamos capaces de ayudarla, de forma gratuita, ella y todos comenzamos a llorar. Ser parte de la recuperación de un paciente es la mejor sensación del mundo, es algo que no se puede describir.

Con la Misión Milagro y otros abrazos de solidaridad, Cuba se ganó, para siempre, el amor de Venezuela. Será porque, ahora mismo, en algún Centro Oftalmológico, alguien ha vuelto a ver y, también, porque lo que entra por los ojos va directo al corazón.

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