Yoslandy, desde el Delta Amacuro, la magia de escuchar la palabra Gracias

A Yoslandy Errasti Padrón lo conocí en un reciente Encuentro de jóvenes colaboradores cubanos en Venezuela. Allí este Licenciado en  Rehabilitación, narró sus experiencias internacionalistas en tierra bolivariana, contando lo difícil, pero también lo hermoso de prestar servicios en el Estado Delta Amacuro, lejano, con varias comunidades indígenas y donde habitan personas muy humildes.

“El Delta es un Estado de difícil acceso, para nosotros estar allí es una misión dentro de otra misión, puesto que se vive en condiciones muy difíciles, estar en ese sitio, convivir con ese pueblo generoso y con bajos recursos me ha aportado mucho a mí y mis colegas, cada día sorteamos condiciones muy complejas, pero mantenemos la convicción de seguir adelante con esa tarea, tenemos como brújula el ejemplo de los que hicieron la Revolución,  quienes nos enseñaron a enfrentar muchos obstáculos y vencer”, declaró emocionado.

Fotos de la autora

El Estado Delta Amacuro, situado al este de Venezuela, alberga el delta del río Orinoco, limita al norte con el Golfo de Paria y el Océano Atlántico, al sur con el Estado Bolívar, al este con el Océano Atlántico y al oeste con el Estado Monagas. Casi todo es fluvial, la vida allí es difícil, con otras costumbres y otra idiosincrasia. Hasta esos paradisiacos parajes lejanos en la geografía venezolana llegan colaboradores de nuestra isla, como el pinareño Yoslandy, para convertirse en emisarios de la nobleza y del amor entre los seres humanos.

¿Cómo es el día a día conviviendo en comunidades indígenas en un lugar tan lejano?

Según nos explica “son comunidades indígenas, humildes, tienen una forma diferente de comportarse, hablan con su propio dialecto, el guarao, a veces no entendemos lo que expresan, pero hemos aprendido a comprender lo que quieren decirnos con su lenguaje corporal, incluso muchos hablan el idioma español y podemos comunicarnos con ellos, nuestra satisfacción es ayudar a una población originaria de este país y el Gobierno Bolivariano nos ha dado las herramientas para ayudarlos y atenderlos”, agrega satisfecho.

Yoslandy jamás ha temido a los retos, por eso dijo Sí cuando le pidieron prepararse como rehabilitador en el tratamiento a los pacientes con Ozonoterapia.

“He tenido una experiencia gratificante, empecé prestando mis servicios en Salas de Rehabilitación, y después asumí la tarea de ser pionero en el tratamiento de Ozonoterapia, fue un reto, incursioné en un mundo nuevo, tuve que prepararme mucho, me fui para mi Estado, monté la consulta, y en un principio tenía miedo, incertidumbre, dudas, pero lo logré”.

Así, este joven especialista cuenta cómo fue creciendo. “Empecé por un paciente, dos, tres, y en el mes ya tenía 30 personas que iban a recibir el servicio, fue muy emocionante, los enfermos fueron mejorando ostensiblemente con este tratamiento, que es de primer mundo, muy costoso y nosotros lo ofrecemos gratis”, confiesa.

Pero también se ha convertido en innovador, de esos que no deja que un equipo deje de funcionar.

Te has convertido en innovador. ¿Cuáles han sido los resultados de estas ideas para no detener el trabajo?

“He tenido que innovar en los servicios de rehabilitación, con los equipos, para que tengan funcionabilidad, en el Departamento de Ozonoterapia cuando atendimos pacientes con úlceras del pie diabético; usamos nuestras inventivas, ante la falta de recursos, para aplicar el tratamiento en bolsa, también colocamos las mangueritas  que van para el equipo con sondas de aspiración, tuve que crear una especie de ventosa con un recipiente para aplicar el tratamiento a personas con escaras y que no se les dañara la piel, también hicimos tratamiento por vía local a pacientes con otitis y vimos la mejoría de los enfermos”, agrega.

Yoslandy jamás imaginó que, con su juventud, prácticamente en los inicios de su carrera profesional, tendría que crecerse ante tantos desafíos.

¿El mensaje a los jóvenes? “que sigan luchando, que busquen soluciones a los problemas, que pregunten, que estudien y se preparen, que sean mejores personas, que defiendan la Revolución con hechos concretos.

¿Qué ha sido lo más difícil y lo más hermoso de esta misión para tí?

“Lo más difícil que te ha pasado, ha sido dejar la familia atrás, los seres queridos y lo más bonito es cuando un paciente te dice “¡gracias, he mejorado!, no tuve que ir a una clínica privada y gastar dinero, ustedes con sus manos y su ciencia nos han mejorado”, cuando nos dicen esta frase es lo más bonito para un trabajador de la salud.

Es el testimonio del joven Licenciado en Rehabilitación Yoslandy Errasti Padrón, quien, desde el Delta Amacuro, en Venezuela, se enfrenta a sus propios miedos, sus nostalgias, acepta desafíos y se crece, como las aguas del Río Orinoco, para siempre vencer.

Detalles en la propuesta radial.

Autor