El 13 de marzo de 1916 quedó constituido el Colegio de Arquitectos de La Habana. Más de 40 años después, ese signo del calendario cobraría un altísimo contenido patriótico: fue la fecha en que el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), el estudiante de Arquitectura José Antonio Echeverría Bianchi, dirigió los asaltos al Palacio Presidencial y a la emisora Radio Reloj.
Como en el martirologio canónico del mundo, el 13 de marzo adquirió igualmente a golpe de tradición otro contenido, un nuevo carácter. Es el Día del Arquitecto Cubano.
La sociedad que agrupa a los creadores en esa especialidad en la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC), entrega en la jornada su premio más importante.
En la Asociación de Artistas de la Plástica de la UNEAC, trabaja la Sección de Arquitectura y Patrimonio. Su presidente, Universo García Lorenzo, destacó el enorme simbolismo del Premio Nacional de Arquitectura, que hasta hoy recorre el espectro grande de la disciplina.
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Universo García Lorenzo recordó que el Premio Nacional de Arquitectura que confiere la UNAICC, supone un reconocimiento a la amplia gama profesional: el diseño, los proyectos, la ejecución de obras, la docencia, el patrimonio, y la propia conjunción de muchas de esas esferas.
En las primeras líneas de su conocida proclama del 13 de marzo de 1957, que devino su Testamento Político, el líder de la FEU, José Antonio Echeverría Bianchi, recordaba que ese día en que se honra a quienes consagran sus vidas a la digna profesión de arquitecto para la cual se preparaba, exactamente a las tres y veinte minutos de la tarde, participaría en una acción crucial del Directorio Revolucionario que –como bien él mismo aclaró—envolvía grandes riesgos.
Sin rehuir el peligro como fijó en límpida palabra, más bien yendo hacia él, valeroso, puro ímpetu, cayó al lado de su Universidad amada en un choque de encuentro con un carro patrullero de la dictadura. El Día del Arquitecto Cubano tiene claras conexiones con la creación, con la epopeya, con la conciencia de ser cubanos.