Centro de Diagnóstico “Edwin Lailow”, como una gran familia

Autor: Dalia Reyes Perera

La Doctora Zaimara Polanco Sanamé es de Holguín, desde hace siete meses llegó como colaboradora a la República Bolivariana de Venezuela y fue asignada, luego de una capacitación previa, como Jefa del Centro de Diagnóstico Integral CDI “Edwin Lailow” en el municipio Roscio, Estado de Bolívar .

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En la ciudad de Guasipati con más de 21 mil habitantes, está enclavada esa institución, una localidad donde hay pobreza y mucha carencia de recursos.  Hasta allí llegaron colaboradores cubanos para desafiar distancias y abrazar hermanos.

A pesar de estar muy alejada de la propia capital del Estado Bolívar, reconocen el apoyo del Gobierno Venezolano y de la dirección de la Misión Médica para obtener los mejores resultados en el trabajo de ese CDI.

“Tenemos todos los servicios, excepto el de endoscopia por falta de insumos y el de hidroterapia por problemas con el abasto de agua en la zona, pero nada nos detiene, el CDI funciona bien, la Brigada cuenta con 25 colaboradores, y trabajamos  con los recursos que tenemos, sobre todo con ese amor que necesita cualquier paciente cuando llega hasta acá para solicitar ayuda y mejorar su salud”, dice la Doctora Polanco Sanamé.

Zaimara no olvida aquella intervención quirúrgica que la sorprendió a pocos meses de su llegada. El apoyo de sus compañeros para su restablecimiento, y también la satisfacción ver la alegría de aquellos pacientes que regresaron a una vida útil luego de recuperarse en la Sala de Rehabilitación han sido sus principales incentivos.

“Cuando uno viene, llega nervioso, esta es mi primera misión fuera de Cuba, pasé mi curso de un mes para dirigir el CDI, comencé a laborar y tuve un problema de salud, me operaron de urgencia de un quiste de ovario, pero  fui atendida muy bien por colegas médicos cubanos, y luego de dos meses, ya recuperada, estoy de nuevo en el cargo; por supuesto, lo más difícil fue enfrentarme a una enfermedad lejos de mis seres queridos, y lo más reconfortante, el apoyo y gratitud de de mis compañeros y mis pacientes en esos momentos difíciles; lo lindo que uno se lleva de aquí es el agradecimiento de tantas personas, ver las vidas recuperadas en la Sala de Rehabilitación (SRI) y en otras consultas, eso no tiene precio”,  asegura muy emocionada.

Comunicarse con la familia es otro momento de muchos sentimientos encontrados en esta misión en un sitio lejano donde a veces se hace muy difícil  la conexión, “cuando tenemos la posibilidad, nos comunicamos  por Internet, aprovechamos esa oportunidad y hablamos con nuestra gente en Cuba,  porque aquí es muy complicado, se va la corriente, en otras ocasiones hay afectaciones de la señal, pero nos apoyamos en otros compañeros, y ellos hacen un puente y se comunican con nuestras familias para contarles cómo estamos nosotros, es otra muestra de cariño que jamás podré olvidar”, confiesa esta joven Doctora que mantiene su mirada altiva, con la decisión de llevar a feliz y exitoso término su misión.

Durante nuestro recorrido por este CDI dialogamos con colaboradores cubanos que en esos momentos estaban hospitalizados. El Doctor Ismeley Cordero, médico fisiatra y la Licenciada Rosa Medel Camejo, enfermera emergencista hablaron de la atención recibida por sus propios colegas durante su ingreso.

“Durante el tiempo que he estado hospitalizado,  mis compañeros me han atendido muy bien, a veces uno, como sabe de esta profesión, es quisquilloso, pero todo fluye, lo hacen muy bien, hemos creado una hermandad, lo que les digo a mis compañeros es que hay que echar pa´lante, somos cubanos, y eso es el día a día de los que nacimos en la Isla, vencer cada obstáculo”, dice el Doctor Cordero, mientras Rosa asegura que “me he sentido muy bien con mis compañeros, le doy las gracias por el apoyo, y por supuesto, les pido que sigan trabajando con el mismo empeño y que nos atiendan como lo están haciendo, tanto a pacientes cubanos como a los hermanos venezolanos”.

Y por tantos gestos de amor, la Doctora Zaimara Polanco Sanamé afirma que son una gran familia, y que esta experiencia tiene que multiplicarse.

“Es una experiencia de superarse como profesional, demostrarse que uno está preparado, que el estudio de seis años fue fructífero, ser internacionalista es una experiencia que debería tener todo médico cubano”, nos dice al despedirse.

Definitivamente, el Centro de Diagnóstico Integral CDI “Edwin Lailow”, es un canto a la vida, un sitio donde un grupo de colaboradores cubanos, en una localidad distante, ofrecen sus servicios a un pueblo hermano y a sus propios colegas, como una gran familia.

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