Día de la Victoria

El Día de la Victoria y la Plaza Roja

Era el 9 de mayo de 1945, el Día de la Victoria. Finalizaba el más largo y sangriento conflicto bélico del siglo XX. La Alemania nazi firmaba en Berlín su rendición incondicional, ante la, entonces, Unión Soviética.

La tenacidad, valentía y sacrificio del Ejército Rojo logró frenar el genocidio más grande de la historia de la humanidad: entre 50 y 70 millones se calcula la pérdida de vidas humanas a causa de esa contienda, que dejó unos 27 millones de muertos en el pueblo soviético.

A las puertas mismas de Moscú, el Ejército Rojo destruyó el mito de la invencibilidad de las fuerzas nazis, en Stalingrado frenó su avance y en el Arco de Kursk tomó la ofensiva, que no se detuvo hasta que la bandera de la hoz y el martillo ondeó victoriosa sobre las ruinas del Reichstag, el Parlamento alemán.

El 24 de junio de 1945 tuvo lugar el primer Desfile de la Victoria. La legendaria Plaza Roja moscovita acogió a regimientos de cada uno de los frentes que participaron en el final de la guerra, de la Marina y la Fuerza Aérea, así como una representación de academias y escuelas militares, y de la Guarnición de la capital. Por los adoquines de la Plaza Roja desfiló, también, una muestra del armamento empleado por las fuerzas soviéticas durante la guerra.

Cuentan que un momento de gran simbolismo tuvo lugar cuando una columna de soldados soviéticos, que portaban unas 200 banderas y estandartes de las tropas nazis derrotadas-inclinadas hacia el suelo- las arrojaron al pie del mausoleo de Vladimir Ilich Lenin.

Después de 1945, los Desfiles de la Victoria se convirtieron en una tradición en la Unión Soviética, y posteriormente, tras su desaparición, en la Federación de Rusia. Inicialmente se celebraban en los aniversarios cerrados, y a partir de 1995 comenzaron a realizarse anualmente.

A las celebraciones por el Día de la Victoria en el gigante euroasiático, se sumó desde 2012 la denominada Marcha del Regimiento inmortal, en la que millones de personas recorren las calles de las ciudades rusas portando retratos de sus familiares y amigos fallecidos durante la Gran Guerra Patria.

Los cubanos siempre han expresado su admiración por la epopeya protagonizada por el pueblo soviético. El General de Ejército Raúl Castro Ruz, en su condición de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, participó en mayo de 2015 en los actos por el Aniversario 70 de la Victoria contra el Fascismo.

Y aunque el Comandante en Jefe Fidel Castro nunca asistió a una conmemoración de ese tipo en Moscú, durante su visita a la Unión Soviética en 1963, pronunció un memorable discurso en la Plaza Roja, el 28 de abril, en la multitudinaria bienvenida que recibió en la capital moscovita.

Este 9 de mayo se cumplen 79 años desde que las imágenes del soldado colocando la bandera soviética en lo alto del Reichstag recorrieran el mundo. Sin embargo, ante las nuevas amenazas que se ciernen sobre la humanidad, urge no olvidar el holocausto, que jamás deberá repetirse.

Como en cada ocasión, el desfile en Moscú será grandioso y recordará el suceso de la historia que Fidel calificó como «la colosal hazaña que era fruto del heroísmo de un conjunto de pueblos, que la revolución y el socialismo habían unido y entrelazado para poner fin a la brutal explotación que el mundo había soportado a lo largo de milenios».

La Plaza Roja volverá a enseñar al mundo la fortaleza de un país comprometido con la preservación de la memoria histórica, en un mundo donde cada vez más se trata de olvidar al fascismo cruel que aún hoy conserva sus aborrecibles raíces.

Allí estarán varias generaciones: los ancianos y los más jóvenes. Seguramente, entre pechos llenos de medallas y emocionados corazones, volverán a revivirse los recuerdos de veteranos y sobrevivientes, junto a los familiares y amigos de aquellos héroes y heroínas que no lograron regresar del campo de batalla.

A 79 años de aquel 9 de mayo de 1945, honremos a los pueblos de la entonces Unión Soviética que prestaron un servicio incalculable a la humanidad, y sigamos defendiendo la paz por la que millones de personas lucharon y ofrendaron sus vidas.

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