Rafael Claudio Izaguirre Remón

“La clase es una obra de arte”

Manzanillo, Granma. – Cuando pequeño, deseó ser Ingeniero Naval, atraído por la inmensidad del mar Caribe, de su natal Niquero, en la oriental provincia de Granma, pero para privilegio de la Educación, Rafael Claudio Izaguirre Remón apostó al magisterio por la herencia aprendida de la madre y una tía, y es ahí donde le llegan hoy los mayores placeres.

El querido y estimado profesor granmense se graduó de Historia, en 1980 del antiguo Instituto Superior Pedagógico, de esta oriental ciudad de Cuba y se Licenció de Marxismo – Leninismo, por el Instituto Superior Pedagógico, de Holguín.

Además, es Máster en Ciencias de la Educación y Doctor en Ciencias Pedagógicas, por la Universidad de Oriente y Profesor e Investigador Titular de la Universidad de Granma.

Yo siento que la lectura es un placer innombrable porque en realidad uno aprende, “viaja”, desborda la imaginación. Constantemente estás en contacto con otras realidades que, paso a paso, vas incorporando y amplias los horizontes, no solo culturales, sino vivenciales.

Prefiero las novelas históricas, así como los ensayos de carácter histórico – social y los textos propiamente de mi materia, que me apasionan extraordinariamente. La historia pasada se disfruta en el presente como un compromiso de futuro, pero cuando se vive intensamente.

– ¿Por qué se ha perdido tanto el interés por la lectura?

– “Parte del hecho que, la lectura no está suficientemente entronizada como una de las virtudes que apuntan al perfeccionamiento de la vida del hombre, y porque saber leer es saber disfrutar. El disfrute de la lectura los profesores no siempre lo motivamos, lo enseñamos, no siempre logramos que, el estudiante disfrute leyendo una buena obra, como lo hace con otras bondades de la vida. Nada sustituye un buen libro.”

– ¿Cómo lo haría usted?

– “Yo lo haría utilizando la clase como un “puente” para intensionar una cultura de la lectura que haga, de nuestros alumnos, fervientes lectores de la buena literatura.

– La educación es ante todo una obra de infinito amor, dijo el Apóstol José Martí. ¿Cómo lo ve usted?

– “Lo veo así mismo. Creo que, para educar, primero hay que sembrar con el ejemplo y la vocación una profunda visión cultural de la vida, con el hecho de que se disfruta las cuestiones verdaderamente grandes que tiene la vida, que a veces no tienen que ver con los bienes materiales.

Martí lo advertía: “mucha tienda, poca alma”.  Entonces, es preferible, siempre, tener un alma grande antes que una tienda llena de objetos materiales que, en un momento determinado, satisfacen necesidades perentorias, pero que nunca apuntan a llenar de contenido el alma, la espiritualidad.

Izaguirre Remón revela que “no obstante los 45 años de experiencia laboral, cuando estoy frente a los alumnos siento el mismo nerviosismo de los inicios.

La clase es una obra de arte, por eso estudio muchísimo para prepararla, aunque la haya repetido varias veces. Es un compromiso social, intelectual, histórico y emocional que asumo gustoso cada día.

– Usted mereció el Premio Nacional de Pedagogía Cuba 2023…

– “Lo asumo, como bien publiqué, en nombre de mi generación, los jóvenes soñadores que hicimos la aventura “cósmica” de, siendo estudiantes, convertirnos en maestros para por la mañana superarnos, y por la tarde, entregar en un aula lo aprendido en el proceso.

“Para mí es la revalidación de que la profesión que escogí, para algo ha servido cuando mi nombre, en ella, representa a toda una generación de jóvenes valerosos que hicimos la proeza tremenda de convertirnos en profesores.”

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