Aquel Primero de Mayo fue inolvidable

¡Somos duros de matar!

A pesar del fuerte cerco económico y comercial del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, una vez más el mes de Mayo asoma con la fuerza de la solidaridad, por la presencia de miles de amigos en nuestro país, que aprecian en esta pequeña isla un ejemplo de resistencia en el planeta.

Emociona escuchar las frases de aliento y esperanza de tantos amigos de muchas partes, entre ellos jóvenes, que por vez primera visitan Cuba y otros que repiten, porque según han expresado llegar aquí es como tomar una nueva bocanada de aire fresco para continuar sus luchas en otros lares, donde la bandera coloreada por el empuje de cada cubano, inspira y alienta.

Se aprecia en el rostro de los visitantes, cuyos ojos otean con pasión y precisión cada detalle del entorno, preguntan, indagan sobre ¿qué hacemos para enfrentar la crisis económica?, sugieren, reclaman que se les explique este o más cual problema, por qué en Cuba escasean cosas, ¿cómo es la vida cotidiana, cómo resisten?, son interrogantes que no faltan.

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Son muchas preguntas para responderlas en tan poco tiempo, y no es larga la estancia como para comprobar por ellos mismos cada respuesta.

Pero sí. He sido testigo del asombro, la transformación tácita del rostro cuando escuchan explicaciones, se apertrechan de nuevos argumentos, ven con ojos propios la realidad cubana y los cubanos. Porque uno de los mejores antídotos contra la falacia de la guerra mediática imperialista que ataca nuestro país es la de ver para poder creer.

No tarda mucho tiempo, el necesario, para quien visita a Cuba, comience a quererla. Solo caminar libremente por nuestras calles e interactuar con cualquier compatriota, o sentir la humildad y el desenfado de los cubanos, su sentido del humor para enfrentar circunstancias difíciles, incluso límites, les resultan motivo de admiración.

¿Cómo pueden seguir adelante?, escuché preguntar a una joven mexicana en medio de una larga cola para acceder a la céntrica heladería capitalina de Cooppelia. No entendía cómo en medio de largas filas o los avatares del transporte, estaba presente siempre en los cubanos una sonrisa a flor de labios. ¡Somos duros de matar!, dijo una mujer entrecana.

Y es que no nos percatamos. Como decía nuestro José Martí «toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz». Escribimos historias de heroicidad cotidianas, nos sobreponemos a los malos momentos, luchamos, estamos todo el tiempo «encima de la caliente», como se afirma a nivel popular «pa´ arriba del lío».

Cada frase de aliento de nuestros amigos extranjeros que ahora nos visitan no solo es reconocimiento, sino también nuevo aliento para continuar la lucha infinita, y no perder la esencia más importante que como seres humanos ganamos y defendemos: la soberanía e independencia nacionales.

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